«Nadie tiene más Amor que el que da la vida por su amigo»
Hoy, en vez de compartirles una breve reflexión, les voy a proponer unas preguntas que ayuden a adentrarnos más profundamente en el misterio de nuestra redención, para interiorizarlo en nuestra vida personal y familiar:
- ¿Alguna vez has contemplado el costado traspasado de Nuestro Señor Jesucristo? Esto nos ayuda a comprender la revelación que el apóstol y evangelista san Juan nos hace: “Dios es amor”, pues, es en la cruz de Cristo, donde podemos descubrir y contemplar esta insondable verdad. Y desde allí logramos saber qué es verdaderamente el Amor, cuál es la orientación de nuestro vivir y cómo tenemos que Amar. Mientras los sabios dan sabiduría y los imperios, poder, el cristianismo nos ofrece, Amor. ¿Tú como cristiano(a) sí haces realidad esta afirmación?
- Una gota de santidad vale más que un océano de sabiduría humana. Tu crecimiento en la santidad ¿en qué estado se encuentra?
- ¿Has pensado qué es ser misericordioso(a) o tener misericordia? Ser misericordioso(a) es sinónimo de ser cristiano(a). Tener misericordia significa apiadarse en el corazón hasta del propio enemigo; es comprender de qué pasta estamos hechos todos y, por lo tanto, perdonar.
- ¡El hecho de tener un común destino de muerte que se cierne sobre todos y que la humanidad esté envuelta por tanta oscuridad e inclinada bajo tanto sufrimiento, nos exige a los cristianos(as) que seamos compasivos y solidarios los unos con los otros!
- ¿Cuál es el sentido profundo de la alianza que en Cristo se transformó en «Alianza nueva y eterna»?
- “Sólo cuando existe el deber de Amar, el Amor está garantizado para siempre contra cualquier alteración”. Esta afirmación del filósofo cristiano Kierkegaard nos invita, en este viernes santo, a reflexionar cómo la persona que ama, cuanto más intensamente ama, más percibe con angustia el peligro que corre su amor. Peligro que no viene de otros, sino de ella misma. Bien sabemos que el corazón del hombre es voluble, y que mañana, podría cansarse y no amar más, o cambiar el objeto de su amor. Y ahora que tú estás en la luz del Amor, date cuenta con claridad la pérdida irreparable que esto comportaría. Entonces, ¿por qué no previenes “atándote” a amar con el vínculo del Amor?
- Cristo no nos ha amado en broma, pues, Él mismo no es una broma; es lo más serio y lo más cargado de consecuencias que existe en el mundo; la vida humana depende de Él. Alza entonces la mirada; desde tu vida personal pasa a considerar el mundo que te rodea y el destino humano universal, y de nuevo expresa la misma certeza gozosa que afirmó san Pablo en su Carta a los Romanos: «Estoy seguro de que ni la muerte ni la vida…, ni lo presente ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni otra criatura alguna podrá jamás separarnos del Amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro» (Rm 8,37-39).
¡A CADA INSTANTE, DIOS DEMUESTRA SU AMOR POR NOSOTROS!