La mente puede ser su principal aliada o el más temible de sus enemigos. Aprenda a manejarla y lograra la autorrealización y la plenitud.
¿Alguna vez se ha puesto a pensar en el verdadero poder de su mente? Su cerebro posee capacidades inmensas que usted no alcanza a utilizar en su totalidad. Científicos de todo el mundo han comprobado que el ser humano únicamente utiliza el 25 o 30% de su cerebro -algunos mucho menos-, eso quiere decir que la mayoría de nosotros morimos sin haber estrenado las dos terceras partes de nuestra capacidad cerebral. de los trece mil millones de células o neuronas cerebrales, casi diez mil millones son desperdiciadas.
Si aprendiéramos a utilizar esta magnifica colaboración, que es nuestra mente, obtendríamos muchos beneficios. ¿Pero que es en realidad la mente? Esta se ha definido como la totalidad de procesos conscientes e inconscientes que sirven para ajustar nuestras vidas a las exigencias del mundo. La mente es más que una pantalla donde proyectamos nuestros pensamientos, ella es la que maneja el cerebro. Todo lo que pensamos se transforma en hechos y sus resultados afectan el cuerpo, el carácter y las condiciones de nuestra vida.
Los pensamientos actúan como reflejo
La psicología moderna ha descubierto que lo que pensamos pasa a nuestro subconsciente y se establece allí actuando como reflejo. Somos creadores de nuestras propias manifestaciones. Todo el día y toda la noche estamos pensando una cantidad de cosas distintas. Pasa por nuestra mente una especie de película cinematográfica constante, aunque desconectada.
Entre las diferentes ideas, algunas se graban mejor que otras y son las que tocan los sentimientos, ya sea de temor o antipatía, de lástima o agrado. El hecho es que por aquel sentimiento, la idea queda grabada mas profundamente en el subconsciente y cada vez que ocurre algo referente a una de las ideas grabadas, el reflejo reacciona de la misma forma como fue almacenado. Por ejemplo, si a un niño que se le asusta con la oscuridad, siempre que se encuentre en un lugar oscuro va a experimentar el mismo miedo.
Usted es el que da órdenes a su mente
«Yo lo presentí», «sabía que me iba a pasar», «yo lo había dicho». Esto es lo que nosotros solemos decir cuando algo que nos pasa corresponde a lo que habíamos pensado. No es que seamos videntes o que tengamos premoniciones, lo que ocurre es que la idea la habíamos grabado con tanta fuerza en nuestra mente, que esta hizo todo lo posible por complacernos.
El cerebro no discierne, no decide nada, no opina ni piensa por sí solo. No tiene poder para protestar. Esas no son sus funciones. Su única función es la de reaccionar poniendo a la orden el reflejo que se le ha dado. El es, en este sentido, un maravilloso archivador o secretario automático que no descansa ni falla jamás.
Tampoco sabe cuando una idea ha sido dada con humor o en serio. De manera, que si usted está con el ánimo bajo y, como un simple chiste, le dice a los demás que seguro le va a ir pésimo ese día, el subconsciente, como servidor exacto, tratara por todos los medios de cumplir la orden que le han dado sus palabras y sus pensamientos, y verá, más rápido de lo que se imagina, cómo su día se convierte en un desastre.
Esto también ocurre cuando alguien se hace leer el tarot o visita una pitonisa y esta le dice que no va a tener éxito en el negocio que se propone, esto quedará grabado en su mente y lo más seguro, así le ocurrirá, pues inmediatamente se programa para que le vaya mal. Si manejamos la idea de que la suerte no está a nuestro favor, esa es la condición que veremos manifestarse en nuestras vidas y en todas nuestras acciones.
Saque de su vocabulario las palabras negativas
Todo lo que nos ocurre obedece a lo que pensamos y expresamos con palabras. Es por ello, que el primer paso para aprender a pensar positivamente, y que este positivismo se revele en nuestra vida, es «limpiar» el vocabulario que utilizamos diariamente.
¿Recuerda la primera vez que oyó la palabra gripa? Seguramente era muy pequeño. Sus padres le enseñaron a tenerle miedo. Le decían que no saliera un día lluvioso, que no se expusiera al aire y que no se acercara demasiado a alguien que tuviera gripa. Todo se fue grabando en el subconsciente como un reflejo. De ahora en adelante el subconsciente le ha brindado un resfriado (el mejor que le pueda dar) cada vez que se ha colocado frente a una corriente de aire o cada vez que se acerca a alguien agripado.
No somos conscientes de las palabras negativas que llenan nuestro vocabulario. Ellas se van formando de acuerdo con lo que nos enseñan o lo que oímos decir. Casi todos pasamos nuestra vida fabricándonos condiciones contrarias, viendo volverse malo lo que prometía ser tan bueno, echándole la culpa de nuestros pesares al destino, cuando somos nosotros mismos los culpables de esa situación.
«Estoy muerto», «soy muy de malas», «estoy feísima», «como soy de bruto»… Estas frases le hacen mucho daño, aminoran su autoestima y, lo peor, atraen los acontecimientos negativos. Elimínelas de su vocabulario cambiándolas por positivas; «estoy seguro de que me va a ir bien», «este negocio va a ser estupendo», «me veo atractivo». Esto no quiere decir que deba ser ingenuo o excesivamente optimista, la vida está llena de momentos desagradables y tristes, sin embargo, usted puede encontrar las cosas buenas de los malos momentos y crear una actitud mental positiva que le ayude a superar los obstáculos.
Aunque los pensamientos, una vez grabados en el cerebro no se pueden borrar, usted puede saturar su mente con ideas positivas que superen lo que guardó anteriormente. Cada vez que pronuncie una palabra negativa, cancélela y cámbiela por una palabra positiva y optimista. Utilice también esta formula cuando escuche una frase negativas de los demás. Es necesario que aprenda a estimular la parte positiva de usted mismo y de los demás con una actitud entusiasta llena de sonrisas y detalles agradables.
Programando nuestras circunstancias
Aunque parezca increíble, usted puede decidir que acontecimientos rodearan su vida, desde el simple hecho de tomar un bus rápidamente hasta cumplir la meta más alta. Todo depende de la actitud frente a las cosas.
Utilice su mente como instrumento para lograr lo que quiere. Todo lo que en ella cree a nivel de pensamientos se reflejara en la dimensión física. Por ejemplo, si usted tiene una entrevista de trabajo y quiere que todo le salga bien, al comenzar el día, después de despertar, imagínese todo lo que le va a ocurrir. Mírese entrando a la oficina donde tiene la cita, imagínese hablando con propiedad, contestando a todas las preguntas de manera inteligente, observe como el entrevistador se complace con sus respuestas y como sin ninguna dificultad consigue el empleo. Esto es lo que se llama programar, usted ha creado en su mente las circunstancias que quiere que rodeen ese día y su cerebro hará todo lo posible por cumplir lo que usted le ha ordenado.
Al igual que en el ejemplo anterior, usted puede programar cada suceso por insignificante que sea, pero es importante que usted tenga confianza en que se va a realizar, de lo contrario, no surtirá ningún efecto.
Y recuerde siempre que la vida, el mundo, sus circunstancias y todo lo que ocurre, son reacciones suyas y de nadie más. Usted puede escoger el pensar pesimista u optimísticamente, expresándose con palabras negativas o positivas, haciendo de su vida lo que usted verdaderamente desea.