Píldora de Meditación 501

Cierto hombre susurró:

¡Dios, háblame!

Y el árbol cantó

Pero el hombre no oía.

Luego el hombre, habló más fuerte, pidiendo:

¡Dios, háblame!, y un rayo cruzó el cielo.

Pero el hombre no oía.

El hombre miró a su alrededor y dijo:

¡Dios, permite que te vea!

Y una estrella se iluminó con gran resplandor,

Pero el hombre no la notó.

Entonces el hombre gritó:

¡Dios, muéstrame un milagro!

Y en ese minuto nació un bebé.

Pero el hombre no supo.

Luego el hombre pide a gritos, en desesperación:

¡tócame Dios y hazme saber que estás aquí!

Dicho esto, Dios bajó y tocó al hombre,

Pero éste espantó a la mariposa que volaba a su alrededor

Y continuó caminando.

No te pierdas de una bendición

Sólo porque no viene envuelta

Del modo en que tú esperas.