Píldora de Meditación 480

Cierto hombre susurró:
¡Dios, háblame!
Y el árbol cantó
Pero el hombre no oía.
Luego el hombre, habló más fuerte, pidiendo:
¡Dios, háblame!, y un rayo cruzó el cielo.
Pero el hombre no oía.
El hombre miró a su alrededor y dijo:
¡Dios, permite que te vea!
Y una estrella se iluminó con gran resplandor,
Pero el hombre no la notó.
Entonces el hombre gritó:
¡Dios, muéstrame un milagro!
Y en ese minuto nació un bebé.
Pero el hombre no supo.
Luego el hombre pide a gritos, en desesperación:
¡tócame Dios y hazme saber que estás aquí!
Dicho esto, Dios bajó y tocó al hombre,
Pero éste espantó a la mariposa que volaba a su alrededor
Y continuó caminando.
No te pierdas de una bendición
Sólo porque no viene envuelta
Del modo en que tú esperas.

(Anónimo)

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