Píldora de Meditación 430

Cierto hombre susurró:
¡Dios, háblame!
y el árbol cantó,
pero el hombre no oía.
Luego el hombre, habló más fuerte, pidiendo:
¡Dios, háblame!, y un rayo cruzó el cielo,
pero el hombre no oía.
El hombre miró a su alrededor y dijo:
¡Dios, permite que te vea!
y una estrella se iluminó con gran resplandor,
pero el hombre no la notó.
Entonces el hombre gritó:
¡Dios, muéstrame un milagro!
y en ese minuto nació un bebé,
pero el hombre no supo.
Luego el hombre pide a gritos, en desesperación:
¡tócame Dios y hazme saber que estás aquí!
Dicho esto, Dios bajó y tocó al hombre,
pero éste espantó a la mariposa que volaba a su alrededor
Y continuó caminando…
No te pierdas de una bendición
sólo porque no viene envuelta
del modo en que tú esperas.

(Anónimo)