El Tiempo del Año Litúrgico comprende:

Tiempo Litúrgico de Adviento.
Tiempo Litúrgico de Navidad.
Tiempo Litúrgico de Cuaresma.
Tiempo Litúrgico de Pascua.
Tiempo Litúrgico Ordinario.

Estamos iniciando el “Tiempo Litúrgico Ordinario” del año 2024.

Como muy bien indica su mismo nombre, este tiempo litúrgico no tiene relieve o matices especiales. Comprende todos los domingos que van desde Epifanía hasta Cuaresma y los que siguen a la solemnidad de Pentecostés hasta el Adviento. Estos domingos ordinarios no están vinculados a ningún misterio particular del Señor, sino que celebran de manera global y tonificada el misterio pascual de Cristo.

A través del ritmo del año litúrgico, los domingos ordinarios ofrecen una lectura semicontinua de cada uno de los tres evangelios sinópticos (que presenta las partes principales de un asunto de manera clara, rápida y resumida), asignando un evangelista a cada uno de los ciclos del Leccionario (ciclo “A”, ciclo “B” y ciclo “C”).

En el ciclo “A” se lee el evangelio de san Mateo, desde el comienzo del misterio de Jesús hasta su discurso al final de los tiempos.

En el ciclo “B” se toman las lecturas del evangelio de san Marcos. Por ser un texto más breve y conciso que el de los otros evangelistas, se toman también cinco perícopas (cada uno de los pasajes o fragmentos de la Biblia que han adquirido gran notoriedad por leerse en determinadas ocasiones del culto de la liturgia) evangélicas correspondientes a san Juan, en su célebre capítulo sexto.

En el ciclo “C” se proclama el evangelio según san Lucas.

Respecto a las primeras lecturas, se han escogido aquellas perícopas del antiguo Testamento que coinciden mejor con el evangelio de cada domingo, enriqueciendo así la perspectiva y unidad entre los dos testamentos.

Las epístolas están seleccionadas de las distintas cartas de san Pablo y Santiago, y normalmente presentan un tema más autónomo.

(Misal Dominicano I, p. 779)