Píldora De Meditación 403

El mundo tiene hambre de infinito y sed de cielo.

Por más que nos arruguen o encorven los años, los sufrimientos, los trabajos; por más sol a las espaldas y lluvia en la cabeza…, aquella hambre y sed de cielo, nadie nos lo puede quitar porque el Señor que viene nos va a colmar el ser, pues, sólo Él basta.

Teniendo en cuenta nuestra misión, ahora recuerdo que “los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad”. Es que “la lengua del justo expone la sabiduría porque lleva en el corazón, la ley de su Dios” (Sal. 36).

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