(Solemnidad Sta. Ma. Madre de Dios 2025)

Libro de los Números (Nm 6,22-27)

“El Señor habló a Moisés:

– Dígale a Aarón y a sus hijos: esta es la fórmula con que bendecirás a los israelitas:

El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz.

Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré.”

Salmo Responsorial (Salmo 66)

R/. El Señor tenga piedad y nos bendiga.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros:
Conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud,
y gobiernas las naciones de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Carta de san Pablo a los Gálatas (Gál 4,4-7)

“Hermanos: Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.

Como ustedes son hijos, Dios envió a sus corazones al Espíritu de su Hijo, que clama: ¡Abba! (Padre). Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.”

Aleluya

Aleluya, aleluya.

“En distintas ocasiones habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas; ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo.”

Aleluya.

Evangelio de san Lucas (Lc 2,16-21)

“En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Los pastores se volvieron dando gloria y alabando a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.”

Reflexión

El inicio de este nuevo año civil 2025, nos recuerda que Dios nos ha creado para comenzar. Esta es la tarea diaria del cristiano que sabe que nuestra vida es un constante peregrinaje hacia la Pascua eterna.

El 1° de enero, la Iglesia universal celebra la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, peregrina como nosotros, siendo prototipo del cristiano. Su peregrinaje estuvo marcado por su sencillez, humildad, pobreza y confianza en el Señor, y todo lo que ella escuchaba de su Hijo lo guardaba en su corazón.

Igualmente, el día 1° de enero se celebra la “Jornada mundial e oración por la paz del mundo”, instituida por S.S. Pablo VI en 1966. En esta Jornada se quiere recordar que todos somos llamados a promover la paz, a mantenerla o a restablecerla sobre bases sólidas y justas. Hoy estamos celebrando la LIX° Jornada mundial de oración por la paz del mundo.

Por otra parte, y esto es muy importante, ahora estamos con todos ustedes los que sufren angustia y desesperanza a causa de la miseria y el hambre en que se encuentran, debido a la injustica y la violencia. Estamos con ustedes los secuestrados y los que están siendo víctima de la extorsión y el engaño. Están en nuestra oración quienes sufren las inclemencias del tiempo (sequía, inundación, terremoto…). También tenemos presente a quienes se encuentran recluidos en las cárceles u otros sitios de prisión injustamente o cumpliendo sus justas condenas. No olvidamos a los padres y madres de familia que sufren ante la problemática de los hijos; de la misma manera estamos con ustedes jóvenes que están desalentados por el no tener algo que hacer, o por la situación oscura que vivimos y vislumbramos continuará en el futuro; no olvidamos a los enfermos que sufren a causa de las dolencias del cuerpo y del espíritu o la edad. Como decíamos antes, están en el centro de nuestra oración todos ustedes que sufren la angustia, la soledad, la duda y la desesperanza. Igualmente, también están presentes todos los campesinos que labran nuestra bella tierra colombiana bajo el ardiente sol, la lluvia y el frío a pesar de tanta violencia e injusticia que tienen que soportar continuamente. Estamos con quienes se han entregado a la extensión del Reino de Dios, y tratan de superar las barreras de la desconfianza con gestos de bondad, de reconciliación, de misericordia y de paz. Estamos con todos los hombres de buena fe, que siguen el atractivo de Jesucristo y su enseñanza no dejándose arrastrar por enseñanzas engañosas y distintas al Evangelio. En fin, estamos con todos los que luchan por la paz, por la justicia, por la unidad, por el amor, por implantar los valores cristianos, y con todos ustedes los que han sido invitados a su Mesa por el Señor, el Amigo fiel.

¡Hermanas y hermanos! hoy la humanidad tiene necesidad de bondad, de paz, de perdón, de concordia, de igualdad, de solidaridad; por eso aprecia a las personas que poseen estos dones.

El diálogo por la paz y la justicia es un desafío para nuestro tiempo, para nuestra sociedad, para nuestras familias, para nosotros mismos.

La paz se construye únicamente en la unidad de aquello que es propio del cristiano: Jesucristo. Pues, el hombre, creado en Cristo, solamente en él puede encontrar la verdad y la plenitud. Es decir, existe una sintonía profunda entre Cristo y el hombre.

El respeto de la dignidad del hombre -varón y mujer-, el respeto de los derechos del hombre -desde el vientre materno y hasta el final de sus días sobre a tierra, es condición de la verdadera justicia social y de la paz.

¡Hermanas y hermanos! la paz comienza a construirse en el corazón de nuestros hogares, en las relaciones familiares; en el respeto de los esposos, de los padres; en la comprensión y ayuda mutua; en la cordialidad, sencillez, humildad, buenos modales, etc. ¿Y si nos destruyen la familia?

Al emprender nuestro camino en este nuevo año, no dejemos de colocar a Jesucristo como fundamento de todo lo que somos y hacemos.

A todos les deseo que sea la Santísima Virgen María la que les guíe, y la que les conduzca por el camino de su Hijo a Dios, el Puerto seguro. Que ella sea su consuelo y esperanza y los acompañe durante todo su peregrinar hasta el fin.

“Para cada uno de ustedes y sus queridos familiares y amigos, les deseo un Feliz y sereno Año Nuevo 2025, en el Señor y en nuestra Madre María, en la advocación del “Rosario de Chiquinquirá”, Reina y Patrona de Colombia”