1193 – 1280

Dominico
Doctor de la Iglesia
Obispo de Regensburgo
Patrón de las ciencias naturales
Llamado «Doctor Universallis»
Fiesta: 15 de noviembre.


Alberto nació en Lauingen junto al Danubio, diócesis de Augsburgo (Baviera) alrededor del 1206 en la familia Ingollstädt, siendo su padre un caballero al servicio de Federico II. Vino a Italia para estudiar, primero en Bolonia, después en Venecia y finalmente en Padua, donde conoció al beato Jordán y de él recibió el hábito de la Orden, con la oposición de su familia, hacia el año 1223. Volvió a Ale¬mania y en 1228 ya enseña en Colonia. Más tarde enseña en Hildesheim, Friburgo, Ratisbona, Estrasburgo y París en 1244, donde tuvo su más aventajado discípulo, Tomás de Aquino.

A los estudiantes llegados a París de tierras extranjeras fray Alberto les explicó con espíritu universal una nueva ciencia: la física aristotélica según la interpretación de autores judíos y árabes. En 1248 regentó el estudio general de Colonia, recientemente instituido y allí también lo siguió Tomás. Después de haber desempeñado diversos oficios fue elegido provincial de Teutonia (1254-1257). En 1256 vino a loma donde juntamente con el franciscano san Buenaventura defendió el derecho de las Ordenes mendicantes contra los ataques de Guillermo de Saint-Amour y otros a enseñar en las universidades.

En 1260, y a pesar de su oposición y la del Maestro de la Orden Humberto de Romans, fue consagrado obispo de Ratisbona, pero después de dos años, organizada la diócesis y añorando la vida conventual, renunció al cargo. Urbano IV accede a precio de dedicado a la predicación de la cruzada en los países de lengua alemana (1263-1264). Dedicado de nuevo a la enseñanza y estudio viajó a Wurzburgo, Estrasburgo, Lyon -donde participa en el concilio del 1274- y probablemente a París, para terminar en Colonia donde muere el 15 de noviembre de 1280. Su cuerpo se venera en la iglesia del convento dominicano de S. Andrés. Ya en 1459 Pío II enumeró a Alberto entre los santos doctores de la Iglesia fue beatificado por Gregorio XV en 1622 y canonizado por Pío XI el 16 de diciembre de 1931. Pío XII en 1941 lo declaró patrono de los que se dedican a las ciencias naturales.

Brilló en sumo grado por sus escritos y enseñanza y resplandeció aún más por la integridad de vida y por su celo pastoral. También se distinguió por su extraordinaria piedad hacia el sacramento de la Eucaristía y para con la Virgen Madre de Dios, la cual, según tradición, lo confortó para perseverar en el propósito de la vocación y el estudio. Dejó insignes obras de teología y de otras ciencias, mereciendo ser llamado «Magno” y «Doctor universal”. Es la personificación más perfecta -junto con Tomás de Aquino- del ideal dominicano. Ataca el error previniéndolo y afrontándolo. Busca la síntesis de todos los conocimientos, incluidos los provenientes del paganismo. Busca la verdad en todas las ciencias humanas y divinas. Él creó con otros cuatro frailes la planificación de los estudios de la Orden. De él parte la corriente místico-agustiniana de su discípulo predilecto, Ulrico de Estrasburgo y la aristotélico-tomista de su discípulo Tomás de Aquino.