Píldora de Meditación 475

En una ocasión le preguntaron a la barra de acero, si era la más fuerte del mundo. Y ella respondió: ¡No!, porque es el fuego. Porque a mí me derrite.

Le preguntaron al fuego si era el más fuerte del mundo, y el fuego dijo: ¡No! Es el agua, porque a mí me apaga.

Entonces, le preguntaron al agua si era la más fuerte del mundo y el agua dijo ¡No! Es el sol porque a mí evapora.

Así que le preguntaron al sol si era el más fuerte del mundo, y el sol dijo: ¡No! Es la nube porque cuando se pone delante de mí opaca mis rayos.

Le preguntaron a la nube si era la más fuerte del mundo, y la nube dijo: ¡No! Es el viento, porque a mí cuando sopla me lleva de un lado hacia otro.

Le preguntaron, entonces, al viento si era el más fuerte del mundo, y el viento respondió: ¡No! Es la montaña, porque cuando soplo y me encuentro con ella, me parte en dos.

Le preguntaron a la montaña, entonces, si era la más fuerte del mundo, y la montaña dijo: ¡No! Es el hombre, porque puede escalarme y con sus máquinas, me convierte en una planicie.

Le preguntaron al hombre si era el más fuerte del mundo, y el hombre respondió: ¡No! Es la muerte, porque tiene la potestad de quitarnos la vida a quien sea.

Le preguntaron, entonces, a la muerte si era la más fuerte del mundo, y la muerte dijo: en algún tiempo yo pensé que era la más fuerte… hace mucho tiempo ya le quité la vida a un hombre y a los tres días se levantó y salió caminando y se me escapó. Ése es el hombre más fuerte del mundo, y su nombre, su nombre es Jesucristo.

(Autor desconocido)

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