ORACION PARA TODOS LOS DIAS

Benignísimo Dios de infinita caridad que tanto amaste a los hombres, que les diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. En nombre de todos los mortales, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de Él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu Hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo que no es de Dios que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

(Se reza tres veces “Gloria al Padre”).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN 
(PARA TODOS LOS DÍAS)

Soberana María que por tus grandes virtudes, y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te acogiese para Madre suya: te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo celebran esta Novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado Hijo.

iOh dulcísima Madre! Comunicame algo del profundo recogimiento y divina ternura con que tú le agradaste, para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad.

(Se reza nueve veces el “Avemaría”).

ORACIÓN A SAN JOSÉ

¡Oh Santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús: Infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza; te ruego por el amor que tuviste al Divino Niño, me colmes en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.

ORACIÓN AL NIÑO JESÚS
(PARA TODOS LOS DÍAS)

Acuérdate, oh dulcísimo Niño Jesús, que dijiste a la Venerada Margarita del Santísimo Sacramento y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: «Todo lo que quieras pedir, pídalo por los méritos de mi infancia y nada te será negado». Llenos de confianza en Ti, ¡oh Jesús!, que eres la misma verdad, venimos a exponerte toda nuestra pobreza. Ayúdanos a llevar una vida santa para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de tu encarnación y de tu infancia la gracia de la cual necesitamos tanto. ¡Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño omnipotente! seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y que en virtud de tu divina promesa, acoges favorablemente nuestra súplica. Amén.