Píldora de Meditación 432
Cuando alguien que queremos está yendo por un camino errado o tomando decisiones que quizá no sean las más convenientes, sentimos la necesidad de decírselo para que recapacite. Esa conversación no será fácil, porque puede lastimar a la otra persona y afectar al mismo tiempo la relación. ¿Cómo le hablo a alguien que aprecio para darle mi opinión y con quien quiero llegar a un acuerdo sobre una nueva forma de actuar? Hay maneras de hacerlo sin
- Objetivo. Primero debo tener claro lo que quiero que ocurra en la conversación. “Debo saber cuál es el “¿para qué?”. Si no tengo el “¿para qué?” de la charla bien definido, es preferible no tenerla”.
- Preparación. Segundo, debo generar un contexto, es decir, “prepararme para tener la conversación emocionalmente y en el lugar y momento adecuados. Esto implica, incluso, ir dispuesto a modificar mi enfoque si lo que me dice el interlocutor lo tomo como válido”.
- Tercero, y relacionado con el punto anterior, debo estar “abierto a modificar mi enfoque indagando la opinión del interlocutor, dado que la mía es una forma de ver las cosas”.
- En cuarto lugar, “tengo que relacionar mi opinión con hechos que la fundamentan y consensuando con mi interlocutor la aceptación de los hechos”.
- Consecuencias. Los últimos pasos de la conversación buscan la resolución del conflicto. El quinto paso apunta a “expresar lo que para mí son las consecuencias de los hechos y fundamentos que expongo”.
- Indagar. Debo “expresar lo que siento y pienso al respecto, e indago sobre lo que mi interlocutor piensa y siente”.
- Plan de acción. En el séptimo paso, debo finalmente “expresar mis necesidades, escuchar las de mi interlocutor y proponer y consensuar acciones concretas, para que mi conversación no quede en una simple queja”.
Escribir. Aunque nos aprendamos estos siete pasos de memoria, es probable que no nos salga al primer intento. Por eso las especialistas Carrie Wilkens y Nicole Kosanke recomiendan en un artículo del portal Life Hacker practicar poniendo por escrito lo que vayas a decir. Una vez que se vuelca todo en un papel, hay que ordenar las ideas y leerlo en voz alta.
Buscar puntos flojos. “Mientras lo estás leyendo, presta especial atención a los puntos que se sienten flojos, o te hacen sentir defensiva. Esos son los puntos que desearás limar y reescribir”.
Evita palabras negativas. Uno de los puntos que debes observar es si estás utilizando algunas palabras que pueden resultar negativas en la comunicación. “Evita palabras como ‘pero’ y ‘sin embargo’. El otro puede anular todo lo que dijiste antes y hacer descarrilar un buen argumento. Intenta usar palabras más inclusivas como ‘y’ o ‘al mismo tiempo’, dicen las especialistas antes señaladas.
Cómo hacerlo. Ahora, aunque sepamos qué queremos decir, muy distinto es lograr la manera correcta de hacerlo, el cómo. Un buen contenido mal comunicado probablemente termine en fracaso. “Es importante implementar estrategias asertivas para establecer una comunicación generativa”.
Imágenes y sonidos. “Esto significa, dice el especialista, establecer sintonía con los mismos patrones de percepción y comportamiento de mi interlocutor”, como por ejemplo utilizar imágenes que representan ideas, y palabras que representen lo que piensan y sienten con exactitud.
Usar el mismo idioma. “También están los patrones kinestésicos, que son aquellos que piensan a través de lo que sienten, se involucran en lo que hacen, se motivan, son intuitivos y perciben con facilidad las sensaciones y emociones. La metáfora sería: hablar el mismo idioma que el otro”.
Acompasar. Pero hay algo más que se puede hacer para que la comunicación sea efectiva, y es utilizar un lenguaje no verbal que acompañe y refuerce nuestros conceptos. Pupkin lo llama “acompasamiento”. “Acompasar es ir al paso del otro, ni adelante ni atrás. De esta manera, ambos ganan, ambos se sienten bien, comprendidos, comunicados”.
Confianza. ¿Cómo acompasamos? “Con el cuerpo, con la respiración, con el tono, ritmo y velocidad de la voz; con la palabra, sobre todo utilizando palabras clave del interlocutor”, dice Pupkin. El especialista asegura que el acompasamiento es fundamental para generar un clima de confianza, ya sea para distenderse, mejorar el trabajo en equipo, negociar una fase difícil en una conversación, y mantener el contacto con el otro cuando aparece una tensión o desacuerdo.
Negativa. Sin embargo, aunque apliquemos todas estas estrategias, puede pasar que la otra persona persista en su negativa y no reaccione de la manera en que lo esperábamos. ¿Es conveniente insistir o es mejor apostar por una charla posterior? “Una conversación no efectiva es una conversación que no conviene mantener porque no lleva a ninguna acción posterior satisfactoria, y además puede afectar negativamente la relación a futuro”, dice Pupkin.
¿Hay que abandonar? ¿Entonces hay que abandonar nuestro objetivo? No. “Lo conveniente en este caso, y siempre dependiendo del contexto particular, es acordar un nuevo encuentro para el cual ya contaremos con información adicional para lograr efectividad”, recomienda Pupkin.
(Adap. Francisco Sastoque, o.p.)