Según las últimas estadísticas son aproximadamente unos 42 millones de abortos que se realizan cada año en el mundo. Esto y otras razones hacen que este tema sea supremamente importante para todas las personas creyentes y no creyentes.

El aborto deja secuelas graves a nivel psicológico en la persona y en la familia, efectos que pueden perdurar toda la vida. Veamos brevemente algunos de estos efectos:

  1. Se ha descubierto que las mujeres que han tenido un aborto pueden más fácilmente maltratar a los propios hijos y descuidarlos.
  2. Se ha descubierto, también, que las mujeres que han sido maltratadas o descuidadas pueden más fácilmente tener un aborto.
  3. Los niños cuyos hermanitos no han nacido a causa de un aborto, y de aquellos que se pensó en algún momento de no dejarlos nacer y que nacieron a pesar de haber intentado el aborto que salió fallido, tienen profundos conflictos psicológicos.
  4. Se ha descubierto también que todos los tipos de pérdida del embarazo tienen un efecto sobre la salud de la mujer, pero el efecto por la pérdida debido al aborto produce un daño mayor.
  5. Además, se ha demostrado que la falta de un soporte por parte de la pareja en los conflictos de la mujer encinta aumenta de manera considerable la posibilidad de un parto prematuro o de un aborto.


Parece así que la sociedad, apoyando y hasta obligando al aborto de los niños aún en el seno materno, ha interrumpido el mecanismo natural que une a los esposos, padres y niños que se cuidan el uno al otro. Ninguna suma de ayuda financiera o restricción legislativa por parte del gobierno podrá parar este proceso o restablecer este desequilibrio. Si seguimos así como vamos, si nuestros juicios y nuestras deducciones son correctos, nuestra especie humana no sobrevivirá mucho tiempo, porque nosotros mismos la estamos destruyendo, a causa del egoísmo de las personas.

El aborto y la salud de la mujer

El aborto tiene un profundo impacto sobre la salud de la mujer. Se ha descubierto que la cualidad de la vida familiar, la pérdida del embarazo y del soporte de la pareja contribuyen de manera considerable a dañar la salud física y emotiva de la mujer. Si bien todos los tipos de pérdida del embarazo interfieren en el equilibrio psicológico y hormonal que preservan la salud de la mujer, parece que el aborto tiene un impacto mayor respecto a otros. Se ha descubierto que en los adolescentes que han abortado es menos probable que sus parejas les ofrezcan un soporte. La falta de tal soporte de parte de la pareja aumenta mucho la posibilidad de un aborto que de un parto prematuro en las mujeres de todas las edades.

Muchos estudios, como los de Siegel, Kuykendall, Brown y Bifulco entre otros, han demostrado que pérdidas no resueltas son la causa principal de la depresión. La actual evidencia de los hechos nos muestra que la depresión interfiere en el funcionamiento inmunológico de una persona, como afirman Iwin, Daniels, Boom y Weiner. Cuando el sistema inmunológico de una persona funciona de modo inadecuado, la persona está más expuesta al riesgo de infecciones y de cáncer. Es de importancia vital ayudar a las mujeres a soportar el sufrimiento por la pérdida de su embarazo para favorecer la salud y reducir los costos de los cuidados médicos.

Para que se pueda soportar el sufrimiento por una pérdida en el modo justo, la persona muerta debe ser conocida, aceptada, vista, sepultada y su alma confiada a la misericordia de Dios. Se recomienda a las mujeres cuyo niño haya nacido muerto, poder tener la oportunidad de verlo, tocarlo, darle un nombre, sepultarlo, dolerse y confiar su alma a Dios (Lewis). Este proceso es casi imposible con un aborto porque:

  1. Las mujeres tienen una gran dificultad para iniciar el soportar el sufrimiento porque no tienen ningún niño muerto para tocar, llamar y sepultar;
  2. La sociedad busca convencer a las mujeres que el feto no es una persona real, si bien su pérdida puede ser una verdadera pérdida;
  3. Hay así pocas personas que han querido hablar del aborto o Que son capaces de dar consejos a las mujeres para ayudarle a soportar el sufrimiento por la pérdida de su gravidez o embarazo a causa de un aborto.

Muchas son las personas implicadas en la muerte del niño no aún nacido y ellas no pueden reconocer la pérdida sin admitir su complicidad en el asesinato del niño. Por estas y por otras razones, las mujeres que han tenido la experiencia del aborto, están más dispuestas a caer en la depresión.

Otro aspecto que vale la pena tener presente es que la tragedia del aborto tiende a repetirse de generación en generación.

Relación entre maltrato a los menores y el aborto

Si bien muchos textos se han dedicado a los maltratos de los menores y otro a los maltratos en los conflictos, en el 95% de casos existe una asociación de varios tipos de maltratos y de descuidos. Se ha descubierto que todas aquellas asociaciones que incluyen el descuido en los conflictos de los niños tienden a tener un mayor impacto sobre la impresión que el niño tiene de sí mismo y de su futuro. Parece que cuando el descuido precede a los maltratos, el desequilibrio del niño es mayor.

Se ha descubierto que es más fácil que una mujer descuide y maltrate al propio niño cuando ella ha tenido un aborto. El aborto parece que interfiere en una variedad de importantes mecanismos que crean el vínculo madre/hijo. Sin este vínculo, una madre está más predispuesta a transformar su cólera -su rabia- en maltratos y su desilusión en descuido.

Hechos los análisis correspondientes sobre 66 factores que contribuyen a varios tipos de maltrato de menores, ha resultado que el hecho de haber tenido un aborto sea una causa importante de diversos maltratos verbales, de grave descuido físico y/o emotivo, y de abuso sexual. La evidencia de los hechos suministra información que muestra que cuantos han sido maltratados de niños están más expuestos al riesgo de tener un aborto.

Las razones por las que las mujeres que han sido maltratadas de niñas están más expuestas al riesgo de un aborto son las siguientes:

  1. Las niñas maltratadas se sienten descuidadas en la edad crítica de su desarrollo, y aún una vez ya grandes cuando su esposo no les ofrece un apoyo en los momentos críticos.
  2. La rabia que sienten por haber sido rechazadas es ahora proyectada sobre sus propios hijos, que se convierten en el objeto que causa su daño y que debe ser frenado.
  3. Ellas se subvaloran o se subestiman a sí mismas y cuanto producen; en particular su propio hijo aún no nacido no tiene valor y de aquí que sea más fácil destruirle.
  4. Ellas no han sido amadas. Es difícil para ella amar y donarse completamente a un ser humano que depende de ellas.
  5. Habiendo tenido malos padres, están en un grado de no poder ser buenas madres y de aquí el rechazo a sus funciones maternas.
  6. El hecho de que hayan sido descuidadas y maltratadas las hace inmaduras. Saben que será difícil para ellas continuar su madurez mientras el niño crece.
  7. Porque reconocen que con su rabia han destruido un ser humano, tienen miedo que esta rabia vuelva. Sabiendo que los niños, por el hecho de depender y de pedir continuamente, pueden provocar ira, ellas quieren evitar ser nuevamente destruidas y por esto evitan tener hijos.
  8. Previendo que se presentarán problemas para unirse a los niños y sabiendo que esto haría a los niños más vulnerables al riesgo de ser descuidados y maltratados, evitan los niños.


De acuerdo a Bradley, Kumay y Robson, se puede afirmar que las mujeres que han tenido un aborto están más expuestas al ansia y a la depresión durante la gravidez o embarazo sucesivo. Ellas no hacen preparativos para el arribo del niño, y son muy esquivas para aceptar su vida en su seno materno (Colman).

Otros embarazos conllevan una crisis de incorporación. Esto es difícil para una mujer que no ha tenido qué hacer con la crisis del embarazo anterior, y ella tiende a rechazar los cambios en sí misma que éste le exige. Se ha descubierto que cuando el niño nace, las mujeres que han tenido un aborto tienen mayor dificultad para tocar y para alimentar al recién nacido. Porque son depresivas y no se han afligido por la pérdida anterior, están menos propensas a unirse a los niños nacidos después de un aborto.

Las mujeres que han tenido una pérdida del embarazo y que no han resuelto este problema, tienen dificultad para responder de manera apropiada a la incapacidad del niño; buscan defenderse y al llanto de sufrimiento del niño, tienden a responder con rabia más que con cuidado.

Los sobrevividos al aborto

Cuando un niño escapa a una muerte probable, es considerado un sobrevivido. Hay literalmente millones de estas personas que han sobrevivido a un probable fin de su vida aún antes de nacer. En algunas partes del mundo, los niños nacidos de un segundo embarazo, tienen menos del 5% de probabilidad de supervivencia.

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