Al final del Segundo Milenio, más de cuatro millones de católicos de todo el mundo hicieron al Papa Juan Pablo II la petición para que formulara el dogma de la “corredención de la Santísima Virgen María”.

Todos los católicos sabemos que el 13 de mayo la Virgen Maria bajo de los cielos… y el 11 de febrero y el 15 de marzo y el 26 de diciembre y casi que a diario la Madre de Dios visita a los creyentes e incrédulos alrededor del mundo, apareciéndose a distintas personas, en diferentes formas, estilos y lugares del mundo: la del atiborrado metro de México; la reina de la Paz de Medjugorje (Yugoeslavia); la imagen luminosa que se asoma en el campamento de Shentena el Hagar, una pequeña iglesia Egipcia; la que llora lagrimas de sangre en una estatua que pertenece a un campesino pobre, las apariciones en…

Aunque el movimiento mariano no es cosa nueva, pues, las apariciones de la Virgen Maria vienen sucediendo desde hace más de 400 años, Ella parece venir cada vez más a este congestionado siglo XXI, que todo intenta explicárselo con la tecnología y la ciencia pero que aun no ha podido descifrar por qué, cada vez que hay una aparición de Maria, huele a rosas, cae escarcha dorada del cielo, baila el sol y, sobre todo, hay miles y miles de personas reunidas que juran haber visto a una mujer de cara angelical y manto azul suspendida entre las nubes, o que habla y reza con las personas, etc…

Cada vez más, la Virgen Maria es vista por sus fieles como una ‘mediadora entre Dios y los hombres’ y como una ‘ficha clave’ en la historia de la Iglesia. Es por esto por lo que ha surgido un movimiento mundial que busca que el Papa proclame un dogma que conceda a Maria el nombre de “corredentora y mediadora de todas las gracias”.

Entre los firmantes estuvo la Madre Teresa de Calcuta, el Cardenal de Nueva York John O’Connor y seis Cardenales que trabajaban en el Vaticano. Pero a pesar de este gran apoyo las cosas no son fáciles, así el Papa sea un gran devoto de la Virgen María.

Para que usted tenga conocimiento al respecto, le contamos lo siguiente:

  • Un dogma en la Iglesia Católica no es lo mismo que una ley que se aprueba en el Senado de un País. La palabra “dogma” viene de la palabra griega “dogmata que significa “lo que nosotros sentimos, nuestro consenso”. “Dogma” es, por lo tanto, un consenso de la Iglesia universal sentido por muchos siglos.
  • Por otra parte, se presentó alguna complicación de tipo ‘legal’ que tuvo que enfrentar el proceso que se tiene que seguir antes de la promulgación solemne del dogma por el Papa. El informe fue presentado por una comisión de 23 teólogos, conformada por el santo Padre, para estudiar la propuesta. Los 23 teólogos votaron por unanimidad en contra de la promulgación del nuevo dogma, porque según ellos, era contrario a las enseñanzas del Concilio Vaticano II. También se afirmó que los rumores sobre el nuevo dogma podrían crear un cisma en la Iglesia Católica y acrecentar problemas delicados con otras iglesias cristianas alrededor del mundo, como la ortodoxa.

Además de este grupo de teólogos, la Comisión Teológica Internacional y la Congregación de la Doctrina de la fe solicitaron al Papa en un comunicado público emitido en el mes de septiembre de 1997 que no se formulara ningún nuevo dogma sobre la Virgen María. Así, la esperanza de un buen grupo de mariólogos de reconocer a la Madre de Dios su acción corredentora, se esfumó por el momento.

Es tan complicado aprobar un dogma que, en la historia de la Iglesia, en lo que respecta a la Virgen, se han formulado tan solo tres: el de “María, Madre de Dios”, hecho en el III° Concilio Ecuménico de Efeso (Turquía) en el año 431; el de “la Inmaculada Concepción”, declarado por Pío IX en 1854, y el de “la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al cielo”, que fue formulado por el Papa Pío XII en 1950.

Los fieles cristianos aún siguen pensando y esperan que no muy lejos la Iglesia católica promulgue otro dogma sobre el misterio de la Virgen María.

Se ha pensado que la devoción que tuvo el Papa Juan Pablo II por la Virgen es un factor decisivo en este asunto, ya que él se refirió varias veces a María llamándola ‘Cooperadora de la Redención’.

Otro aspecto que respalda la esperanza de muchos católicos son las apariciones y anuncios de la Madre de Dios en diferentes lugares del mundo.

En el nombre de María

El titulo de ‘Corredentora y medianera de todas las gracias’ se propuso en un momento en que la Virgen ha sido protagonista en la Iglesia alrededor del mundo. Es por esto por lo que muchos dicen que este lugar ya ha sido ocupado por la Virgen sin necesidad de formular un dogma que la nombre oficialmente.

Así, lo de ‘María corredentora’ en el fondo ya existe, sólo se busca subrayar que la Madre de Dios participa en la Redención realizada por Jesucristo. El Concilio Vaticano II dijo que la Virgen colaboró con la Redención, pero evitó usar el término de ‘corredentora’.

No hace mucho tiempo, se reunió una comisión de teólogos Católicos, Protestantes y Ortodoxos en Austria para estudiar el hecho de la ‘corredención’. Al final del encuentro los tres grupos aceptaron a María como una figura central en la Redención. Ese titulo tiene un fondo de verdad porque ella ocupa un lugar privilegiado por ser la Madre de Dios, pero en la vida de la Iglesia no consta que la Virgen sea corredentora. La Virgen María estuvo al pie de la Cruz acompañando a su Hijo quien fiel al amor del Padre y al amor de todos los hombres y mujeres, redimió a toda la humanidad.

Aunque muchos piensen que la cuestión de la ‘corredención’ es simplemente cuestión de un título, el nombre puede cambiar el pensamiento de la Iglesia. El debate está en que hay quienes quieren poner a María como una diosa o como otro Jesucristo.

Sin embargo, para los defensores del dogma, esta afirmación es bastante fuerte y poco cierta.

El título de ‘corredentora’, aunque ambiguo, no es la única razón de la lucha interna que libra la Iglesia universal alrededor del dogma. Otro de los puntos álgidos es el hecho de que el nombre de ‘María Corredentora’ no aparece en la Biblia. Es más, la Sagrada Escritura casi no se detiene en la Virgen y habla únicamente de ella en función de su papel como Madre del Redentor. Dentro de los 157 países que han enviado cartas al Vaticano, resultaría extraño que no figurara Colombia, el país que fue llamado por Pablo VI “el Jardín de la Virgen”, por su fuerte devoción mariana.