(IV° Dom. de Pascua B 2024)
Libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 4,8-12)
“En aquellos días, Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo:
– Jefes del pueblo y senadores, escúchenme: porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogan hoy para averiguar qué poder ha curado a este hombre. Pues quede bien claro, a ustedes y a todo Israel, que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante ustedes.
Jesús es la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar y, bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.”
Salmo Responsorial (Salmo 117)
R/. “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.”
Den gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres;
mejor es refugiarse en el Señor,
que fiarse de los jefes.
Te doy gracias, porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos,
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho;
ha sido un milagro patente.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
les bendecimos desde la casa del Señor.
Tú eres mi Dios, te doy gracias.
Dios mío, yo te ensalzo.
Den gracias al Señor porque es bueno
porque es eterna su misericordia.
Primera Carta del apóstol san Juan (1Jn 3,1-2)
“Queridos hermanos:
Miren qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a Él.
Queridos: ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es.”
Evangelio de san Juan (Jn 10,11-18)
“En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
– Yo soy en buen Pastor. El buen Pastor da la vida por sus ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre: yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo Pastor. Por eso me ama el Padre: porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego, libremente. Tengo poder para quitarla y tengo poder para recuperarla. Este mandato he recibido del Padre.”
Reflexión
Hoy, la Iglesia Católica, celebra la “Fiesta del Buen Pastor”. Hoy es la fiesta del Papa, del Obispo, del párroco y del sacerdote; igualmente hoy es la fiesta del padre de familia.
Para nosotros, con la palabra “pastor” indicamos a la persona que guarda y apacienta el ganado. Y “pastorear” significa apacentar los ganados.
Pero, para entender lo que significa «Pastor» en la fiesta de hoy, necesitamos precisar lo que significa «pastor» en la mentalidad bíblica, en la mentalidad hebrea. Es necesario entonces conocer lo que es el desierto en Palestina, que es muy distinto a los desiertos que tenemos en algunas regiones de nuestro país (el desierto de la Tatacoa, el desierto de La Candelaria, el desierto de la Guajira…, o el de La Patagonia en la parte oriental de Argentina o Atacama en Chile…). En el desierto de Palestina o en los desiertos cercanos como el de Judea o el gran desierto del Sahara… son lugares donde para el beduino o habitante del desierto lo importante y necesario para sobrevivir gira en torno a tres realidades que cubren sus necesidades vitales:
* la tienda, que le da cobijo, defensa, hospedaje, vivienda, vida familiar o del clan;
* el rebaño, de éste saca la carne, la comida, el vestido, la música, la fiesta, la pascua, el trabajo, etc.; y
* el agua, sin ella es imposible la vida en el desierto; es imposible la sobrevivencia de las personas y de los rebaños; el agua es necesaria para preparar los alimentos, para el baño escaso que se hace, para purificarse y para las medicinas, etc.
Pensemos en aquel beduino o pastor que sólo tiene un animalito del que saca la leche para su sustento y es su gran fortuna. Cómo cuidará de su ovejita, de su pollito, de su gallinita, o incluso de su vaquita. Como también nosotros vemos en muchas personas pobres en el campo o en nuestros pueblos.
Pues bien, Jesús colocó ejemplos, como el del buen Pastor, el de la gallina que cuida de sus pollitos, etc.
La imagen que domina en la reflexión de la Iglesia en este día, es la del Pastor. Jesús ha sido constituido Pastor de la humanidad y de la Iglesia. Él, como Señor, es la norma de todo camino de realización humana; como buen Pastor ha dado la vida por los suyos. Él mismo sigue siendo la Cabeza y el Pastor de la Iglesia. El ministerio del Papa, de los obispos y de los servidores de las comunidades es un sacramento que nos proclama que Cristo es hoy nuestro legítimo Pastor.
Cuando escuchamos que Jesús es el Buen Pastor, lo sentimos más cercano, más nuestro, más mezclado en nuestro caminar, más interesado por nuestra vida y esto nos produce mucha alegría. Él nos conoce a todos y a cada uno, conoce nuestra intimidad (cfr. Salmo 138), nuestras angustias, tristezas, frustraciones, nuestras luchas escondidas y dolorosas; está pronto a curar nuestras heridas, para levantarnos el ánimo para iluminar nuestro camino en las noches oscuras y fortalecernos en los momentos difíciles.
Como lo he experimentado, Él se juega todo por nosotros, sin ningún interés, hasta dar su vida. Lo más característico de este Buen Pastor es su cariño y ternura, su Amor, que llega hasta el límite.
Como se dice: se puede conocer bien, solamente aquello que se ama. Jesús puede decir con toda verdad que conoce bien sus ovejas, pues las Ama hasta el punto de dar su vida por ellas. También nosotros, en la medida en que sepamos Amar, podemos conocer verdaderamente a Dios y escuchar su voz.
Jesús es el Buen Pastor, porque conoce sus ovejas: su pequeñez y debilidad y da la vida por ellas. Es la entrega de su vida la que consigue para Él y para los suyos la nueva vida que le da el Padre «Yo soy la puerta de las ovejas».
Los auténticos «pastores» que continúan la obra de Jesús, han de seguir sus huellas, conocer e interesarse por sus ovejas, dar su vida por ellas. Apacentar sus ovejas es una forma de decirle a Cristo que le amamos verdaderamente…
– «Conozco a las mías y las mías me conocen», indica la relación de amor entre Jesús y los suyos; relación de conocimiento-amor. Esta relación Jesús la compara a la que existe entre Él y el Padre, basada también en la comunidad de Espíritu.
– Su conocimiento-amor a los suyos y al Padre lleva a Jesús a dar la vida por las ovejas.
– Su misión no se limita al pueblo judío o a los salvados o a los santos, se extiende a otros, a los pecadores.
– Darse uno mismo significa adquirir la plenitud del propio ser.
– Donde hay amor hasta el límite, hay vida sin límite, pues el Amor es vida. La vida sólo la comunica el Amor, ese don de sí a los demás (cfr. Jn 15,13).
– La relación entre Jesús y el Padre no es de sumisión, sino de Amor. Esta relación es modelo para la de los suyos con Él.
– El discípulo cumple el mandamiento de su Maestro (Jn 13,34-35), que nace de una identificación interior: “Si me amas, cumplirás mis mandamientos” (Jn 14,15). Igual que yo les he amado, también ustedes ámense unos a otros.
– La oposición entre el pastor y el «asalariado» se funda en la motivación: el pastor presta su servicio por amor, renunciando al propio interés, dispuesto a dar la vida por las ovejas; el asalariado lo hace por dinero y, en el peligro, deja que las ovejas mueran.
– El «lobo» es otra figura negativa en comparación con ladrones y bandidos, éste arrebata y dispersa; por el contrario, Jesús, reúne a las dispersas.
Pero en concreto, ahora pregunto a cada uno(a) de ustedes ¿cómo podemos apacentar las ovejas de Cristo? ¿Cuáles son esas ovejas?
Apacentar sus ovejas es:
– cuidar y defender con todas nuestras fuerzas a ese «corderito» que Dios le ha regalado y está a punto de nacer…
– educar cristianamente con la palabra y el ejemplo a esas “ovejitas» que Dios ha puesto bajo su responsabilidad en el hogar…
– velar especialmente por aquellos miembros de la familia que se encuentran enfermos o viven lejos «del rebaño», medio abandonados por nosotros…
– preocuparnos porque nada les falte de cariño, de compañía, de ayuda material a nuestros padres…
– tenderle la mano a tantos pobres y necesitados que andan «como ovejas sin pastor»…
– buscar la forma de prestar ayuda a aquella «oveja descarriada» y orar por ella…
– mirar por el bienestar material y espiritual de aquellos que se encuentran a nuestro servicio o bajo nuestras órdenes…
– brindar toda la comprensión posible a la oveja enredada en la maraña de problemas y situaciones difíciles…