En la Edad Media se llamaba chapels a las guirnaldas de flores trenzadas en primavera que a las mujeres les gustaba ponerse en la cabeza como adorno, y también, con las que se decoraban los altares.


En el siglo XIII, el uso se extendió, bajo la influencia de la Orden de Santo Domingo, La Orden de los Predicadores y se trenzaba así, en honor de la Virgen, una guirnalda mística que se llamó Rosario (chapelet).


Cada parte se componía de un Padrenuestro seguido de diez Avemarías.

 
Para enumerarlos con más facilidad se usaban granos ensartados en un cordón, y muy pronto se usó el rosario tal como lo usamos hoy, es decir, series de cuentas más o menos ricas y generalmente ensartadas en una cadena.


En el siglo XIII, los fabricantes de rosarios, llamados entonces en Francia «patenôtres» (palabra derivada del latín “Pater noster” -Padre nuestro-), eran tan numerosos que algunos de ellos se reservaban la fabricación de rosarios de coral; tanto es así que había un oficio o corporación de los “paternôtries de corail”.


Cada decena del rosario evoca uno de los misterios de la vida de la Virgen y de Cristo, agrupados en cuatro partes:

Misterios Gozosos:
1. La Anunciación
2. La Visitación
3. La Navidad
4. La Purificación del Niño Jesús
5. El Niño perdido y hallado en el Templo


Misterios Dolorosos:
1. La Oración en el Huerto de los Olivos
2. La Flagelación del Señor
3. La Coronación de espinas
4. Jesús con la Cruz acuestas
5. La Crucifixión


Misterios Gloriosos:
1. La Resurrección del Señor
2. La Ascensión del Señor a los cielos
3. La Venida del Espíritu Santo
4. La Asunción de Nuestra Señora
5. La Coronación de María Santísima.


Misterios de la Luz
1. Bautismo de Jesús en el Jordán
2. Su autorrevelación en las bodas de Caná
3. Su anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión
4. Su Transfiguración
5. Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual


El conjunto de cinco decenas evocando uno de los misterios constituye una parte del rosario. Los cuatro misterios reunidos, o sea veinte decenas, forman el Rosario.

Los misterios gozosos se rezan los lunes y sábados.
Los misterios dolorosos se rezan los martes y viernes.
Los misterios de la Luz se rezan los jueves.
Los misterios gloriosos se rezan los miércoles y domingos.

Si no es necesario tener entre las manos el rosario propiamente dicho bendecido o no, para rezar el Rosario, es indispensable que esta oración no sea una simple repetición mecánica de una misma fórmula, sino una especie de meditación en la cual las mismas palabras repetidas sean como el ritmo de la respiración, una manera de expresar su devoción. La tradición dice que el rosario fue entregado por la Virgen a Santo Domingo de Guzmán, pero que corresponde al celo con que los dominicos han propagado esta costumbre de rezar el rosario en público o particularmente.