“No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”

Dicen que para que a uno lo respeten hay que respetar al otro, por aquello de que no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.

Si a muchos se les pregunta si están de acuerdo con ello, la mayoría contestaría que sí. Sin embargo, la realidad es otra. O si no, recuerda la última vez que estuviste haciendo una larga fila en un banco o en el cine y viste que varias personas ‘frescamente’ pasaban y se ubicaban adelante.

La respuesta no se hace esperar, los de atrás protestan por la acción, pero de seguro algunos hacen lo mismo si tienen la oportunidad.

«Ese es el más claro ejemplo de irrespeto a otras personas, en este caso a las que pacientemente hacen la respectiva fila, y mientras que a los abusivos no les importa el tiempo que han gastado esas personas en el turno. El respeto es un valor que lleva a reconocer los sentimientos de las otras personas, porque cuando quiero que me respeten debo respetar».

Pero ¿Qué es exactamente el respeto?

– Respeto significa preocuparse por los derechos de los demás, incluso si ellos infringen los nuestros.

– Cuando se piensa acerca de otra persona en forma positiva, se demuestra respeto hacia ella.

– Cuando se tiene consideración por los sentimientos de los demás, una persona también demuestra respeto hacia si misma. Ella esta tratando a los demás de la manera como quisiera ser tratada.

– El hecho de admirar a otra persona es una muestra de respeto.

– Cuando una persona tiene una buena autoestima, demuestra que también se respeta a sí misma.

El respeto es otro de los valores que debe inculcarse a los niños y reinar dentro del hogar.

Los papás deben manifestar respeto por sus hijos, así estos sean pequeños. Y hay que hacerlo con el ejemplo, que constituye la mejor manera de inculcarles este y todos los demás valores. A los niños hay que respetarles sus diferencias y sus espacios. Así los padres deben tener un papel de facilitadores de su desarrollo y no de autoritarios. No deben obligar a sus hijos a actuar de la manera que ellos quieren a través de la violencia.

En esto es importante tener en cuenta que la enseñanza de la autonomía es fundamental para que el niño respete a los demás. «Si hay mucha alabanza el niño se cree omnipotente, porque todo se lo toleran y llega a irrespetar a los demás».

Para no caer en el irrespeto a los hijos, tenga en cuenta estas advertencias:

No ofenda a sus hijos. Evite frases como ¡No seas estúpido!, ¡pareces  un bobo! Para evitar ofenderlo, piense en la conducta del niño y en cómo puede cambiar.

No sermonee. Una larga charla o sermones no son la mejor manera de enseñar el respeto, pues los niños pierden rápidamente el interés y al sentirse aburridos aprenden a cómo no escuchar. En vez de eso, dé ejemplo de lo que usted quiere que aprendan y establezca reglas y límites a esa conducta.

No viole el espacio privado. Husmear en los cuartos, escuchar conversaciones telefónicas leer notas de y para los amigos y entrar sin llamar primero son actos que violan la intimidad y la confianza. Frente a esto, es imposible para los niños confiar en los adultos y aprender que respetar la intimidad es importante.

*  No imponga fuertes castigos por violación de la privacidad. Cuando los niños violen la privacidad, un castigo exagerado sólo producirá ira y pérdida de respeto al adulto que lo impone. Cuando los niños pierden el respeto hacia los adultos tienden a no querer seguir las normas que los padres están tratando de enseñar.

*  No imponga castigos severos por violación de las normas. Un castigo fuerte les produce resentimiento y los hace pensar en vengarse, en vez de pensar en las reglas y en como seguirlas.

Para ayudar a los niños a comportarse exija el cumplimiento de las normas en el hogar y permita que las consecuencias naturales de no hacerlo, tales como perder privilegios, actúen como recordatorio. El colegio también ayuda a enseñar el respeto. Se debe trabajar con palabras alusivas en todos los lugares del plantel como «tengamos una convivencia en paz», «saluda al subirse al bus, despídete y agradece el servicio que te prestaron», «valora y respeta la naturaleza», etc.

Estos mensajes ayudan a tener en cuenta los valores y a dejar atrás el egoísmo y la desconsideración. También se pueden hacer ejercicios de cómo se actuaría en determinados casos, de esa manera sale a relucir la fase de «no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti».