La Confirmación es el sacramento por el que se perfecciona la gracia bautismal en orden a vivir la madurez de la vida cristiana y a testimoniar a Cristo Salvador en el ambiente familiar, social y profesional donde se encuentre el bautizado.

EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN ESTÁ ATESTIGUADO EN EL N.T.

Es de resaltar que ya en el A.T. se hace referencia a la plenitud del Espíritu Santo que reposa en el Mesías (Is 11, 2) y que ha de ser comunicada a todo el pueblo mesiánico (Ez 36, 25-27; Jl 3, 1-2).

En varis pasajes del N.T. encontramos que Cristo prometió reiteradamente el envío del Espíritu Santo (cfr. Lc 12, 12; Jn 3, 5-8; 7, 37-39; 16, 7-15; Hch 1, 8). Esta promesa fue realizada por la Pascua (Jn 20, 22) y expresamente en Pentecostés. La efusión del Espíritu Santo es el signo que manifiesta la llegada de los tiempos mesiánicos (Hch 2, 17-18). Las personas que escuchan la predicación de los Apóstoles, se convierten y se hacen bautizar, reciben el Espíritu Santo. (Hch 2, 38).

En las comunidades cristianas primitivas se comunicaba el don del Espíritu Santo, a los convertidos, por medio de la imposición de manos, destinado a completar la gracia del Bautismo (Hch 8, 14-17; 19, 5-6). Por esto es que en la carta a los hebreos se recuerda la doctrina del Bautismo y la imposición de las manos. La iglesia considera que la imposición de manos perpetúa la gracia de Pentecostés (CIC, 1288). Luego se añadió el rito de la unción con el Santo Crisma para significar la unción con el Espíritu (Hch 10, 38).

EFECTOS QUE PRODUCE EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN EN QUEIN LO RECIBE

El efecto más claro que produce el Sacramento de la Confirmación es la efusión plena del Espíritu Santo como lo fue en Pentecostés, confiriendo profundidad y crecimiento a la gracia bautismal. También produce estos otros efectos en la persona del confirmado:

  • le introduce más planamente en la filiación divina (Rm 8, 15)
  • le une más firmemente a Cristo.
  • le aumenta los dones del Espíritu Santo
  • perfecciona el vínculo con la Iglesia
  • le confiere la fuerza del Espíritu Santo para difundir y defender la fe, incluso con la muerte si es el caso, como verdadero testigo del Evangelio.
  • como en el sacramento del Bautismo, el sacramento de la Confirmación imprime carácter, dejando una marca espiritual indeleble (Lc 24 48-49) en el confirmado.

¿ES NECESARIO RECIBIR EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN?

Aunque el sacramento de la Confirmación es un bien valioso para la Iglesia en orden a realizar su misión salvífica y fortalecerse en medio de las dificultades, para cada persona en particular no es necesario para alcanzar la salvación, pero si contribuye a alcanzar la salvación más fácilmente.

LA “MATERIA” DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN

La “materia” esencial del sacramento de la Confirmación es la imposición de manos y la unción en la frente con el Santo Crisma por el ministro del sacramento.

LA “FORMA” DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN

La “forma” del sacramento de la Confirmación es constituida por las palabras del ministro que acompaña la unción: “NN, recibe por esta señal el don del Espíritu Santo”.

¿QUIÉN ES EL SUJETO DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN?

El “sujeto” del sacramento de la Confirmación es todo bautizado en el corazón de la Iglesia Católica no confirmado. La Iglesia pide que la persona que solicita para sí la administración del sacramento de la Confirmación, tenga uso de razón. Se aconseja recibir el sacramento después de los catorce años. Es bueno tener en cuenta que no se debe confundir, sin embargo, la edad adulta en la fe con la edad adulta en el crecimiento natural.

¿QUIÉN ES EL MINISTRO DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN?

El ministro ordinario del sacramento de la Confirmación es el Obispo. Los presbíteros pueden conferirlo de forma extraordinariamente cuando son delegados o autorizados por el Obispo o cuando el fiel se encuentra en peligro de muerte.