I. Reglas de oro para una sana convivencia

Gústenos o no, la convivencia con otros seres humanos es un hecho que no podemos evitar. En el hogar, en el trabajo, en el estudio… en todos estos ambientes estamos forzados a convivir con otros temperamentos y culturas. La convivencia se impone por sí sola y de cada uno de nosotros depende su calidad para que las relaciones que ahí surjan sean más humanas.

Hay una única fórmula para que la convivencia sea sana, abierta, amigable y bien dispuesta: pensar en los demás. La cortesía y las buenas maneras son tan necesarias como importantes. Por eso, las normas que ayudan a convivir –la buena educación- se basan en la consideración y el respeto a los demás. Así que el que tiene consideración con las personas con las que convive, debe reunir las siguientes cualidades, entre otras:

    Ayuda al necesitado
    Es cortés y amable
    No molesta, ni ofende, ni humilla a la gente
    Guarda decencia en el vestir y moderación en el comer.
    Es comedido al hablar.
    Dice la verdad 
    Procura mantener un gesto amable

a. Lo que se debe hacer

Para una sana convivencia es preciso seguir, entre otras, las siguientes recomendaciones:

  • Conocernos un poco más y tomarnos menos en serio a nosotros mismos. Así sabremos cuáles son nuestras cualidades para apoyarnos en ellas y cuáles son nuestros defectos más arraigados para corregirlos. Una persona que no se conoce o que no se acepta como es, piensa que solo tiene cualidades y por lo tanto se convierte en un ser en permanente desequilibrio interior, susceptible y testarudo.
  • Capacidad de aprender y modificar actitudes ante las cosas nuevas.
  • Valorar y apreciar las cualidades de los demás, en vez de fijarse solo en los defectos y errores.
  • Comprensión, lo cual supone ponernos en el lugar del otro. Hablar siempre bien de los demás y cuando no sea posible, callarse.
  • No sentirse enemigo de nadie pues aunque estemos en desacuerdo con otras convicciones, podemos encontrar muchos otros puntos de coincidencia en la relación con dichas personas.
  • Respetar a los demás como deseamos que nos respeten y valoren a nosotros. Esta actitud puede tener manifestaciones muy pequeñas y materiales como una sonrisa, un obsequio, un ceder la palabra o el paso, etc

b .Lo que se debe evitar

También se pueden evitar ciertos comportamientos y actitudes para ayudarnos a una sana convivencia:


Evite parecer que vive pese a los demás, es decir, mostrando una actitud fría, distante y malhumorada.

Evite pegarse de pequeñeces y de conflictos que amargan el trato mutuo.
Evite el egoísmo que tiene manifestaciones tan alejadas de la intimidad y la confianza mutuas.

Evite la grosería, la cual es sinónimo de dejadez y descuido en el vestido, en la mesa, en el deporte y en la conversación.
Una de las manifestaciones de grosería se produce por excesos tales como:

brusquedad en el modo de hablar, saludar, cerrar la puerta, etc.
chabacanería en los temas de conversación, en el vestir etc.
falta de templanza en los estado de ánimo (cambios impredecibles) que se traduce en el mal trato de los demás.

La falta de tacto, que no se debe confundir con la sinceridad, ni con la sencillez.

Evite la ira, la cual nos puede llevar a hacer torpezas de las cuales nos arrepentimos demasiado tarde.

Evite la ociosidad, la cual es madre de todos los vicios. Los ociosos acaban por ser arrastrados por sus instintos.

Evite la dejadez, lo cual significa indolencia, despreocupación, pereza, negligencia, apatía y desgana.

c. Alegría, delicadeza y discreción

Hay personas con las que da gusto estar. Por el contrario, existen los pesimistas, los que siempre se están quejando, los que ven solo los defectos y la cara oscura de los hechos. Empeñémonos en estar de buen humor. Analicemos los siguientes hechos:

 El sentido optimista y positivo hacen amables a las personas.
 El pensamiento gruñón que todo lo crítica, las hace antipáticas.
 El optimismo conforta y anima.
 El pesimismo deprime
 La alegría es comunicativa 
 Las caras serias incomunican y alejan.

Si somos personas alegres encontraremos el equilibrio necesario para:Ayudarnos a mirar el lado bueno de las personas y las cosas que hay a nuestro alrededor.
Cuando estamos cansados, evitaremos el no hallar gusto en nada, ni agrandaremos las dificultades,
ni estaremos impacientes o susceptibles.
Cuando algo nos contraríe, conseguiremos no maltratar a los que nos rodean, como si fueran culpables de
esa decepción.
Si hemos de hacer una observación a alguien, no nos limitaremos a resaltar las faltas o errores; alabaremos
lo que hace bien, señalaremos lo que hizo mal y terminaremos animándole.
Para causar una buen impresión es también preciso ser delicado en los modales y discretos en la conducta. El discreto suscita a su alrededor un clima de serenidad porque deposita en los demás su confianza.
La persona discreta es la que sabe discernir en cada situación de la vida lo que es más conveniente para alcanzar un recto fin. Discreto y delicado es aquel que tiene el don de la oportunidad, que en otras palabras consiste en:

    saber estar y hacer
    hablar y callar cuando es preciso
    ignorar un desaire
    saber pasar por alto detalles de mal gusto 
    nunca dejar mal a nadie que haya cometido inconcientemente una torpeza

La persona discreta y alegre es aquella que es aceptada por todos y no solo por los de su mismo nivel económico o cultural; a su lado se siente todo el mundo cómodo, con naturalidad, no presionados por ese falso tono de superioridad del indiscreto.

d. Sobriedad, sencillez y cultura

La sencillez siempre es agradable y la sobriedad atrae. Una persona sobria es aquella que al saber exigirse a sí misma en la vida cotidiana, no se inventa falsos problemas ni necesidades artificiosas. Sencillo es aquel que acostumbra a vivir lo que es llano y ordinario, sabiendo estar lejos de la actitud de aquellos que buscan lo aparatoso, lo enmarañado y lo complicado de las personas y las cosas.
En el comportamiento social, lo mismo que en la conducta, la sobriedad y la sencillez deben llenarlo todo: en el modo de hablar, en la forma de vestir, en los objetos que usan y poseen. Son una manifestación de dominio, de señorío, de categoría humana y de auténtica elegancia.
Otro aspecto imprescindible en el trato social es la cultura. Conviene saber un poco de muchas cosas y mucho de pocas. No se trata de ser ‘sabelotodo’, sino de disponer de un cierto bagaje cultural que nos permita no quedar condenados al silencio en reuniones sociales. Para aumentar los conocimientos culturales, bastaría con:
 leer a diario la prensa
 un plan de lecturas seleccionado y bien orientado
 oír música de vez en cuando
 visitar alguna exposición o museo, etc.
La cultura nos ayuda a mantener una postura ante la vida, comprenderla mejor en extensión y profundidad… De ahí que cuanto más cultos, más completos seremos, pues incorporamos en nuestra vida todo el bagaje, legado de siglos, que nos colocan ante la sabiduría.


II. Diez consejos para aprender a dialogar

He aquí algunos consejos para alcanzar el calificativo de persona con la que se puede hablar:

I. Saber que lo opinable es opinable y tratarlo como tal. Esto no quiere decir que todas las opiniones tengan el mismo valor, pues un experto en cierta materia tendrá un conocimiento mayor sobre ella que quien se acaba de leer un artículo en la prensa.

II. No discutir es un requerimiento básico para una diálogo sano. No pretender imponerse a los demás con dialéctica pues de hacerlo así, nos encontramos con personas que no quieren ceder pues se sienten humilladas

III. Evitar los prejuicios que deforman la realidad de las cosas: no sentirse incompatible con nadie, tener libertad de espíritu y actitud abierta.

IV. Exponer nuestra opinión de forma positiva

V. Que el otro quede con la convicción de que ha llegado por su cuenta a descubrir una nueva verdad.

VI. Facilitar que los demás hablen y expongan sus puntos de vista

VII. Saber escuchar, que no es tan fácil como parece y más si se hace tratando de comprender lo que se dice

VIII. Estar dispuesto a enriquecernos con las opiniones ajenas, ya que de todos podemos aprender algo. Hay que tener deseos de intercambiar conocimientos, no solo de exponer los nuestros.

IX. No tener catalogado o encasillado al interlocutor

X. Saber hablar, es decir:

  • evitar la afectación, los tópicos y los cultismos.
  • en vez de censurar o criticar lo que dice la otra persona, decir frases como “no estoy totalmente segura, pero me parece…”
  • modular la voz y pronunciar bien las palabras y las frases con el tono adecuado al tema o momento del relato.
  • controlar las efusiones excesivas, la agresividad, la grosería y la vulgaridad del “argot”.
  • evitar “latiguillos” o repeticiones inconcientes de ciertas palabras, ya que causan un mal efecto en las personas que las escuchan.


III. CÓMO CAUSAR BUENA IMPRESIÓN

LA PRIMERA IMPRESIÓN QUE SE TIENE DE UNA PERSONA CUENTA MUCHO, AL MENOS INICIALMENTE, Y SUELE CAMBIAR CON EL TRATO Y EL TIEMPO. ES ASÍ MUY IMPORTANTE CUIDAR ALGUNAS MANIFESTACIONES EXTERNAS CON EL FIN DE QUE EL PRIMER CONTACTO CON LOS DEMÁS SEA APRECIADO. HE AQUÍ ALGUNOS DE LOS DETALLES QUE SE DEBEN TENER EN CUENTA.

 Ser deferentes, pero sin adulación
 Demostrar en el saludo cordialidad con una palabra amable, el tono de voz y el gesto

  • Ser deferentes, pero sin adulación
  • Demostrar en el saludo cordialidad con una palabra amable, el tono de voz y el gesto adecuado.
  • Saber sonreír, pues la sonrisa tiene un efecto grande para ganar voluntades y suavizar tensiones.
  • Esforzarse por recordar detalles como el nombre de las personas.
  • Saber preguntar por sus allegados, profesión, etc.
  • Saber escuchar
  • Hablar con elegancia y evitar las muletillas y repetición innecesaria de palabras.
  • Saber callar: los excesivamente habladores marean.
  • Ser puntuales.

a. Sea moderado

Todos procuramos evitar el trato con aquellas personas que tiene arraigado el espíritu de contradicción, es decir, las que siempre polemizan. Esto enfría las amistades. Recordemos que al exponer nuestros argumentos, los apasionamientos nada valen ante las convicciones y la persuasión serena.

En el campo de lo opinable no cabe dogmatizar y conviene tener en cuenta lo siguiente cuando se discute algún tema:

  1. Al exponer nuestras convicciones, se debe partir del “opino que…”, “personalmente pienso que…”, “me parece que…”, “por lo que yo sé…”, etc.
  2. Debemos saber ratificar si se nos convence de un error.
  3. No perder la sonrisa, ni ponerse serios cuando estamos en desacuerdo con otro.

b. Evite lo que afea
El cuidado del cuerpo y la apariencia personal a veces se convierten en una obsesión ridícula. Como en todo, hay que encontrar el término medio pues no es cuestión de ir por la vida sucia o abandonada argumentando falsas razones de naturalidad o ecologismo.
Existen pequeños detalles que dan tono de elegancia y dignidad a nuestra apariencia, pero que si los descuidamos, darán una imagen desagradable. Algunos de estos detalles son:


  • Superar el peso adecuado para nuestra constitución física, o por el contrario, ser demasiado flacos.
  • El acné que tanto preocupa a algunos, se debe combatir y cuidar.
  • Las mujeres con excesos capilares en la cara, deben procurar mantenerla limpia y libre de pelos. Para ellos se pueden usar diferentes métodos que hoy existen en el mercado. Así mismo los hombres deben procurar mantener los oídos y narices sin pelos visibles, ya que esto da una pésima impresión.
  • El cabello debe permanecer siempre limpio y bien peinado. Si un hombre opta por el cabello largo, éste debe verse nítido, sin que dé la impresión de que esté despelucado.  

c. Vístase bien

El hombre en su vida de relación a lo largo de los siglos, ha ido adoptando unas maneras de vestir que reflejan no solo externamente no solo la adecuación al propio ambiente y a las circunstancias, sino que a la vez manifiesta el respeto que se merecen los demás.
Saber cómo vestir en cada circunstancia es cosa de aprendizaje. No sólo debemos vestir a nuestro gusto, sino que debemos encontrarnos cómodos con la ropa que nos ponemos. Lo importante es el buen porte, la sencillez y la naturalidad y ante todo, el ser pulcros: llevar la ropa limpia y planchada. Este es el primer paso para ser elegantes.


El guardarropa:
No hace falta un guardarropa extenso y costoso para vestirse bien. La clave está en tener prendas de amplio uso. Y para adquirirlas, además de considerar la función que ellas cumplirán (trabajo, hogar, paseo, deporte, etc.) vale tener en cuenta los siguientes puntos:


Los colores: los cuales deben ser fácilmente combinables con las prendas que ya tenemos. Procuremos que no sean colores “tan de moda”, que no se puedan utilizar al poco tiempo de adquirirlos. Al escoger colores también se debe tener en cuenta que:

-Las rayas verticales alargan la silueta y las horizontales la ensanchan.
-El negro, el azul marino y castaño dan esbeltez.
-El blanco, los cuadros grandes y dibujos muy marcados se ven mejor en personas altas y esbeltas.
-A las personas morenas les va bien los colores fuertes y a las rubias o de piel clara les favorecen los colores suaves.

Las telas: En general no es aconsejable comprar prendas muy vistosas ya que muy pronto pasarán de moda o llamarán tanto la atención, que no podrán utilizarse con frecuencia ya que llamarán la atención de todos.


Los trajes de etiqueta:
En ciertas ocasiones se requiere ir vestido de una manera determinada: de gala. Generalmente en la invitación para asistir a dichos actos se indica –tanto para damas como para caballeros- la indumentaria exigida.
La prenda para ocasiones especiales menos solemne para los hombres es el traje oscuro y corbata negra y para las mujeres, el vestido corto de cóctel.
También están el esmoquin, el chaqué y frac.

d. El aseo personal

No hay nada que cause peor impresión que el desaseo. Una persona con el pelo sucio, o a la que se le note que no se ha bañado, puede proyectar pésima imagen, pese a sus esfuerzos de impresionar en otras aspectos como el trato jovial y cariñoso.

El baño diario con jabón es necesario y entre otras cosas, un deber de delicadeza con quienes nos rodean, especialmente en épocas de calor.

El lavado de las manos se debe hacer con frecuencia y siempre antes de comer.

El cabello debe estar siempre limpio, peinado y sin caspa.

Los dientes se deben cepillar tres veces al día a fondo, por dentro por fuera y por encima. También es necesario que en las noches se use la seda dental para retirar partículas de comida atrapadas entre los dientes, las cuales si se dejan, pueden producir caries y mal aliento.

La barba, si se lleva, debe mantenerse corta y muy bien cuidada para que no dé una mala impresión.

El afeitado en los hombres debe ser diario y cuidadoso para que dure todo el día. Si en las últimas horas del día se debe asistir a una reunión o cualquier otra actividad social, es buena idea darse otra afeitada para dar frescura al rostro.

Las manos son, después de la cara, los miembros más vistosos de una persona. Por eso se deben llevar siempre limpias con uñas limpias y bien cortadas o arregladas con la manicure.

La piel de los brazos, manos y piernas (si se lleva vestido o shorts) debe permanecer humectada y no dar muestras de resequedad ya que ello demuestra abandono por el cuidado personal.

Las uñas de los pies para aquellas que usan sandalias, deben lucir limpias, bien cortadas y si se lleva pinta uñas, éste debe ser renovado cada 2 a 3 semanas o tan pronto comience a mostrar deterioro.


IV. Cómo saludar y presentarse a los demás

Presentarse y saludar son esenciales para causar buena impresión ante una persona desconocida o con la cual no estamos familiarizados. Sin embargo requiere de práctica y asertividad para que sea efectiva.

He aquí algunos consejos que conviene tener presente:


  • Los nombres: Es muy importante retener el nombre de la persona presentada y así no tener que dirigirse a ella de modo impersonal. Es preferible pedir que nos lo repitas, con una sonrisa y una frase amable, que por olvido la llamemos por un  nombre que no es el suyo.
  • A quién se nombra primero: Se debe presentar la persona “inferior” a la “superior”, es decir, según el rango o importancia de la persona. Por ejemplo, si estamos con una persona de edad, el joven debe ser presentado a ella. O si es de trabajo y estamos con el jefe, a éste se le presenta la persona de menor rango.
  • ¿Estrecho la mano, o beso?: Es cuestión de cada cultura si al presentarse en situaciones informales, existe el beso. Así que observe ese detalle antes de besar a la otra persona. En cuanto a saludos formales, la persona a quien le han presentado a alguien es la que toma la iniciativa de extender la mano.
  • Al estrechar la mano el apretón debe ser enérgico, sin hacer fuerza excesiva y sin dejar la mano fofa. En otras palabras, se debe ser breve y firme. Esto debe ir acompañado con una frase amable como “mucho gusto”  o “encantada de conocerle” y dar el nombre.
  • Cuándo permanecer sentada: A la hora de las presentaciones, si una de las personas que va a ser presentada estaba sentada y es hombre, éste se debe levantar; si es mujer, ésta puede permanecer sentada. Sin embargo, si la persona a la que está siendo presentada es mayor o de un rango mayor, se debe mostrar deferencia y respeto parándose.
  • Qué decir en esos momentos: Además de las palabras de rigor, conviene ir prevenido  para esos casos de silencio después de una presentación y disponer de temas generales como el clima, las circunstancias del motivo que ha provocado el encuentro, algún comentario sobre un acontecimiento de la actualidad nacional o internacional etc.
  • Si se acerca un tercero: En este caso no hay que forzar las presentaciones. Sin embargo, si nos aborda un tercero mientras hemos entablado una conversación con quien acabamos de conocer, y esa persona se queda, debe ser presentada e incluida en la conversación.
  • El tuteo: Conviene no tomarse confianzas excesivas con un tuteo indiscriminado. Tutear puede ser tan elegante como inoportuno. En esto, es muy importante observar las costumbres del círculo en el que se está y tener en cuenta si la persona a la que se dirige es de un rango que exige más formalidad.
  • Cuándo utilizar el “don”: El tratamiento con el don cuadra en el trato con personas mayores, superiores jerárquicos etc. si no existe confianza.

V. Detalles de cortesía y buena crianza

a. La puntualidad
La puntualidad es cortesía y por lo tanto el ser impuntuales causa molestia y ocasiona enfriamiento entre las amistades. Cuando se trata de una invitación a comer y es el único invitado conviene llegar unos minutos después de la hora convenida (nunca antes) para que los anfitriones estén listos para atendernos.
Llegar tarde es una falta de delicadeza. Sin embargo quienes pueden permitirse hacer esperar a los demás son las personas de mayor categoría, aun cuando estas, precisamente por su situación, deben esmerarse en esos detalles de urbanidad y delicadeza.
Las reuniones deben empezar a la hora prevista si ya han llegado algunos de los invitados. Si esperamos, lo que parecería una delicadeza con el que se retrasa, se convierte en indelicadeza con los que se han tomado el interés de ser puntuales.

b. Toses, estornudos y bostezos
Al toser o bostezar se debe tapar la boca con el revés de la mano, nunca con la palma sobre la boca. Se termina pidiendo suavemente perdón, así sin que se nos oiga.
En cuanto a las toses, deben tratar de evitarse, pero si no hay más remedio, se debe hacer con gran discreción y una vez concluida, disculparnos amablemente. Todo tipo de ruido corporales suelen ser molestos para quienes los escuchan: articulaciones que crujen o se hacen crujir (como las de los dedos), carrasperas en la garganta, toses, bostezos y taconeos.
Si sentimos unas ganas incontenibles de estornudar, es importante que lo hagamos con el pañuelo y con el menor estruendo posible. Si después de un estornudo hay que sonarse, conviene hacerlo con el menor ruido y sin mirar después el pañuelo. Si al sonarse está próximo a otra persona o está en la mesa, se debe hacer un giro con el cuerpo para apartarse un poco. Luego se dobla el pañuelo rápidamente sin pretender plegarlo como estaba antes de utilizarlo.

c. Hábitos y tic
Hay que saber que rascarse en público es incorrecto pues es estéticamente feo y desagradable. En ocasiones hay quienes se rascan por tic, creando así un hábito del que no es consciente.

Otros gestos o hábitos que debemos evitar a toda costa son:
 Rascarse la cabeza con los dedos o con un lápiz

  • Rascarse la cabeza con los dedos o con un lápiz
  • Morderse las uñas
  • Tocarse la nariz o la oreja
  • Hurgar las narices
  • Hacer ruidos con la boca luego de comer
  • Pestañear demasiado
  • Olerse los dedos
  • Introducir el dedo en la oreja

d. Posturas
La postura puede decir mucho de una persona. De ahí que es muy importante cuidar la forma como nos paramos, como nos sentamos y qué hacer con las manos.

Al estar sentado:

  • No quedar con el cuerpo en el borde de la silla. Es preferible acercar el cuerpo hacia el respaldo.
  • Las rodillas deben permanecer juntas si es una mujer, o ligeramente separadas si es un hombre.
  • Si es un hombre, los pantalones deben subirse ligeramente para que la tela no esté tensa en las rodillas. En el caso de las faldas, se debe presionar hacia abajo mientras se sienta, para que no quede en mala posición.
  • Se pueden cruzar las piernas, pero nunca estirarlas.
  • Se debe mantener la espalda recta al nivel del espaldar de la silla.


Al estar de pie:

  • Se debe mantener naturalidad y estar relajados, pero con la espalda recta y sin torcer la figura.
  • Las piernas no deben ir muy separadas pues se ve poco elegante.

Qué hacer con las manos:
Cuando estamos de pie, a veces no sabemos qué hacer con las manos. Lo mejor es no pensar en ellas o de lo contrario procuremos sujetar algún objeto, o juntarlas estiradas hacia abajo. Lo importante es evitar lo siguiente:

  • Dejarlas colgadas con excesiva lasitud.
  • Apoyarlas en las caderas
  • Cruzarlas con fuerza ante el pecho
  • Meterlas en los bolsillos
  • En la mesa, se deben apoyar los brazos y que las manos estén visibles, sin jugar con saleros,  cubiertos etc.

VI. Los buenos modales en la mesa

La conducta en la mesa es tan importante, que pone a prueba el manejo de las reglas de cortesía de una persona y dice mucho de la cultura y la buena educación de ésta.

a. Antes de sentarse en la mesa
Si estamos invitados a una cena formal, es muy importante esperar a que los anfitriones nos indiquen el lugar donde nos debemos sentar. Si hay un solo invitado y es hombre, éste debe ser ubicado a la derecha de la señora de la casa; si es una mujer, se le situará a la derecha del anfitrión. Si se ha invitado a una pareja, él se sienta a la derecha de la anfitriona y ella a la derecha del anfitrión.
Cuando nos indican que podemos pasar a la mesa no conviene dirigirse a ninguno de los puestos, sino esperar a que nos señalen el lugar que debemos ocupar, detrás del cual se debe esperar de pie hasta que tome asiento la señora de la casa o indique que ya nos podemos sentar.

b. La postura en la mesa
Una vez sentados en la mesa, lo más indicado es mantenerse erguido, sin parecer ‘tieso’. Las diferentes etiquetas europeas aconsejan diversas posiciones para ubicar las manos. Sin embargo, seguimos los consejos del autor del libro “Los buenos Modales”, TorralvaTomas, quien indica:

  • Es preferible no descansar las manos en el regazo por debajo de la mesa
  • El antebrazo se descansa en el borde de la mesa
  • Los codos deben permanecer próximos al cuerpo cuando estemos cortando los alimentos. Nunca se deben elevar los codos hacia los lados.
  • Los alimentos se llevan a la boca y no a la inversa. No hay que acercar la cabeza al plato. Sin embargo se puede adelantar un poco el cuerpo sin ‘agacharse’ para tomar un bocado.

c. La servilleta y los cubiertos
La servilleta debe ir encima del plato o a su derecha. Una vez sentado y antes de que sirvan el primer plato, ésta se debe desdoblar y colocárnosla sobre el regazo. Nótese que en las únicas ocasiones en que se debe poner en pecho, es cuando se sirven crustáceos a los que se deben separar las patas de las colas, ya que esto salpica bastante.

La servilleta no se debe utilizar demasiado pues no comemos para ensuciarnos. Se emplea secando por presión sobre los labios y no frotando sobre la boca. Se debe utilizar una mano para hacer esta operación, con el apoyo de la otra que sujeta por debajo la servilleta.

Al terminar la comida, se deja la servilleta sobre la mesa al lado derecho del plato, nunca encima de éste. Debe dejarse doblada, pero no perfectamente.

En cuanto a los cubiertos, hay reglas que se deben conocer y aquí enumeramos las más importantes:

  • Los cubiertos se cogen y no se empuñan como se hace con un puñal
  • Los cubiertos de introducen a la boca de frente y no de lado, aunque si girar demasiado la muñeca.
  • Al finalizar cada plato, los cubiertos se dejan dentro de éste con la punta en el fondo del plato y la empuñadura apoyada justo en el borde y apuntando hacia nosotros.
  • La cuchara se introduce en la boca ligeramente ladeada y si contiene líquido, no se deben hacer ruido al sorber. Debemos evitar el roce y el golpe de ésta con el plato.
  • El cuchillo no se debe coger como si fuera un lápiz. Es conveniente recordar que solo se debe usar  para cortar los alimentos y no como instrumento para llevarse la comida a la boca. Sin embargo se puede utilizar como ayuda para pinchar el alimento con el tenedor.
  • Los alimentos blandos como pasta, canelones, verduras, huevos, etc., no se deben cortar con cuchillo, sino con el tenedor.
  • La regla más práctica para coger los cubiertos adecuados es usarlos según el orden en que han sido puestos en la mesa, empezando de afuera hacia adentro.

D. Los platos, vasos y copas

Los platos no se deben tocar con las manos, a no ser que sea el de la sopa, el cual puede inclinarse suavemente sobre el interior de la mesa. Una vez finalizado cada plato, se debe retirar de la mesa rápidamente, así como las bandejas, ya que es desagradable ver restos de comida. Es importante que al retirarlos no se apilen unos encima de otros sino que sean llevados a la cocina uno en cada mano.

En cuanto a las copas y vasos, no deben sobrepasar a cuatro el número de estos en cada puesto: uno para el agua, a la izquierda, seguido de una copa para el vino tinto, otro para el blanco y por último la copa de la champaña. Cada bebida exige una copa o vaso adecuado, como por ejemplo el de la champaña debe ser una copa alta y delgada para no dar excesiva aireación a este vino.

Los palillos o palillera no se deben colocar en la mesa a no ser que se vayan a utilizar con algún alimento como es el caso de los caracoles. Vale decir que no es correcto el uso en público de palillos en la boca, aunque sea tapándose con la mano o la servilleta.

e. Cómo tomar algunos alimentos y bebidas

-El pan: El pan se utiliza para acompañar algunos alimentos y se deposita en el plato pequeño de la izquierda. Para comerlo, se debe partir un pedazo pequeño con los dedos y no morder directamente de la tajada, la cual se debe poner nuevamente en el plato. También se puede utilizar el pan para empujar contra el tenedor aquellos alimentos que no pueden ser pinchados y nunca para remojarlo en las salsas de su plato.

La sopa y el consomé: Por regla general, el consomé se pone en la mesa ya servido en taza de do asas con su propio plato y encima del plato que ya está en la mesa. Si la sopa está caliente, no debe revolverse sino esperar a que se enfríe

-Las carnes y aves: Para comerlas, se corta un trocito y con el cuchillo a modo de espátula se puede pone encima un poco de la salsa. Se debe procurar que la carne no se termine antes del acompañamiento. Las carnes blandas se pueden cortar con el tenedor y el pollo no se debe coger con la mano.

El pescado: Se come con un cubierto especial. Se separan las espinas y se lleva un trozo a la boca. Pero si se nos va una espina, la dejamos discretamente en el tenedor, tapándonos la boca con la mano derecha.

-Papas y verduras: Nunca se cortan con el cuchillo, sino con el tenedor, en trocitos y sin hacer puré.

-Los postres: Si son dulces, los cubiertos serán una cuchara y un tenedor más pequeños que los otros. En ocasiones es necesario utilizar cuchillo y tenedor, como cuando se sirve fruta.

f. El aperitivo o el café

Al acabar de comer, es la dueña de la casa la primera que se levanta e invita a sus invitados a seguir a la otra estancia para tomar café y licores. Al servir el café, conviene preguntar a cada persona cómo lo toma: leche, azúcar, etc. Si se sirve un licor, también se pregunta al gusto de cada uno el hielo, la soda etc. Los vasos y copas se deben entregar sujetándolos por la parte baja, de forma que el interesado pueda cogerlos por la alta.

Es importante observar otras normas en este numeral:

 La taza se sostiene únicamente por el asa. El plato debe siempre acompañarla y cubrir los

  • La taza se sostiene únicamente por el asa. El plato debe siempre acompañarla y cubrir los desplazamientos cuando se acerca la taza a la boca por fuera de la mesa o cuando se mantiene en la mano.
  • La cuchara sirve para revolver y no para rescatar el sobrante de azúcar en la taza. Debe descansar en el plato pues nunca se debe dejar dentro del posillo.

g. Otras reglas básicas
 Cuando se ha sido invitado a comer, es una buena costumbre llevar un pequeño obsequio a la dueña de casa.
 La voracidad es de mala educación. Por eso no se mira el contenido de las bandejas cuando llegan a la mesa, ni se parte de una vez toda la comida en el plato, sino que se corta

  • Cuando se ha sido invitado a comer, es una buena costumbre llevar un pequeño obsequio a la dueña de casa.
  • La voracidad es de mala educación. Por eso no se mira el contenido de las bandejas cuando llegan a la mesa, ni se parte de una vez toda la comida en el plato, sino que se corta a medida que se come.
  • Nunca se debe llenar el plato, sino servirse poco y luego repetir con el mismo criterio.
  • Al ingerir una porción de comida, se debe llevar toda a la boca y no mordisquear o absorber dejando restos en el tenedor o cuchara.
  • Jamás al terminar con un plato, se debe separar éste del puesto para colocarlo en otro sitio. Se debe esperar a que este sea retirado por la persona que está ofreciendo la comida o su ayudante.

VII. Al comer en un restaurante

Cuando vamos a comer a un restaurante vale tener en cuenta las siguientes reglas de cortesía y educación:

 Los mejores puestos de la mesa (por la vista, ubicación, iluminación etc.), se ceden a las señoras y a las personas de más edad o categoría.

  • Los mejores puestos de la mesa (por la vista, ubicación, iluminación etc.),  se ceden a las señoras y a las personas de más edad o categoría.
  • Los caballeros no se sentarán hasta que lo hayan hecho las señoras.
  • Una vez sentados en la mesa, se debe dominar la curiosidad para no mirar a todas las direcciones.
  • Al escoger el menú hay que tener soltura. Evitar lo artificioso y más bien ir a las cosas conocidas y corrientes.
  • Si no conoce el manejo de herramientas como las pinzas de espárragos, o sino está familiarizado con comer pescado en concha como caracoles, es mejor que evite pedirlos.
  • Si necesita al camarero, lo debe hacer el hombre con una mirada y un gesto, pero nunca con voces, golpeando vasos o dando palmadas.
  • Hay que evitar la sensación de nuevo rico, la de hombre de mundo o la de gourmet. Recuerde la regla básica: sencillez, sencillez, sencillez.

VIII. Manifestaciones de la relación social

a. Felicitaciones y condolencias

Es importante mantener contacto con los parientes, amigos y conocidos pues este es el fundamento de las relaciones sociales. Para lograrlo, es oportuno tener presente para manifestarnos de alguna forma, aquellas ocasiones que las reglas sociales señalan como importantes. Tal es el caso de los cumpleaños, los aniversarios, los entierros, las graduaciones, las Primeras Comuniones, las Confirmaciones, los Bautizos, entre otros.

La mejor forma de tener presente esas ocasiones, es disponer de una agenda en la que figuren cronológicamente todas las fechas importantes. Si por laguna razón se nos ha pasado la fecha, no se debe dejar de hacer presencia con una breve llamada o visita. Recuerde que es mejor tarde que nunca.

Las condolencias: Esta es una manifestación social que es difícil expresar por su naturaleza y por tanto hay que saberla exponer. La forma más adecuada es con una visita personal, pero si no es posible, a través de una nota o una llamada. En estas ocasiones, más que poner cara de tragedia, es mostrar nuestra compasión con una frase corta, serena y cariñosa. Es también aceptable ponernos a su disposición para realizar alguna gestión o trabajo que les apoye en esa dolorosa coyuntura.

b. Acontecimientos sociales

Es importante aprender a vivir esos detalles de esmerada convivencia social, para atraer nuevas amistades. Cuando somos invitados a festejos como bodas, bautizos cumpleaños, graduaciones etc., es muy importante agradecer la invitación ya sea en persona o por teléfono y de paso confirmar la asistencia o disculparse si no podrá asistir.

Así de importante es llamar a dar las gracias al día siguiente de la invitación por la velada ofrecida. No olvide que cuando se nos invita a comer a una casa de familia, es detalle de cortesía llevar un pequeño detalle para los anfitriones como vino, chocolates, flores etc. Si es una invitación para festejar un acontecimiento como un matrimonio, cumpleaños o grado, debe llevarse un regalo esmeradamente empacado. Recuerde que el buen gusto no es sinónimo de costoso.

Photo by Naassom Azevedo on Unsplash