La antropología filosófica atiende a un campo más especulativo que la antropología científica y no científica, ya que intenta buscar la esencia del hombre, es decir, lo que es específicamente humano.

El propósito de la Antropología Filosófica es centrar su atención en el hombre, tomando en cuenta todos los aspectos de la existencia humana: biológico y cultural, pasado y presente. Pero esto no significa que la Antropología Filosófica sea el producto de una combinación seria o síntesis de diversas disciplinas. En este sentido, la Antropología Filosófica, más que estar cercana a la Antropología Cultural, está más bien cercana a la Filosofía. Como Filosofía, no abandona su pretensión de comprender al hombre más allá de los límites de las distintas ciencias.

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Documento

Antropología Filosófica

A la Antropología Filosófica le compete encontrar el sentido a la pregunta por el ser complejo y pluridimensional del hombre a fin de construir su proyecto de vida personal y social.

Así mismo, el hombre se pregunta por su origen (antropología física), por sus formas de pensamiento, comportamiento y comunicación (antropología cultural) y también se pregunta por los diversos procesos de formación (antropología pedagógica), entre otras.

La cuestión antropológica entonces, se ubica en el horizonte de realidad y en ésta, de comprensión holística de las diversas dimensiones del ser humano, buscando responder a los grandes interrogantes desde el arte, la literatura, la religión, el lenguaje, la política, la ética, la economía, la historia, la ecología, etc.

A este respecto Heráclito afirma: «Tenemos que cumplir con la exigencia de la autorreflexión si queremos aprehender la realidad y entender su sentido: me he buscado a mí mismo» (E. Cassírer, 1976, p.19).

Esta tendencia llega a su plena madurez con Sócrates: ¿qué es el hombre? Es aquel ser, que, si se le hace una pregunta racional, puede dar una respuesta racional. «Una vida no examinada, dice Sócrates en la Apología, no vale la pena de vivirla».