Píldora de Meditación 442

El último viaje llega sin avisarnos, sin preguntarnos, sin decidirlo.

A veces no nos permite ni despedirnos y nos vamos sin un adiós, sin un abrazo, sin un te amo, sin un perdóname.

Mientras vivimos, realizamos tantos viajes y hacemos tantos planes, pero nunca pensamos en ese… que hago cuando menos lo esperamos y como un ladrón nos transporta a otro plano.

Es como un rapto que deja una estela de dolor y llanto, es inexplicable y lleno de asombro, cuesta creerlo porque parece una mentira y es una lucha para los nuestros poder aceptarlo.

Porque duele tanto que hasta respirar se hace difícil…

Nunca pensamos que en cualquier instante podemos perder la vida y la desperdiciamos corriendo tras muchas cosas, acumulando bienes y apegándonos a todo, cuando sabemos que nada nos llevaremos.

A veces salimos de casa dando un portazo sin pensar que quizá sea nuestro último adiós. Y quizá sea el último recuerdo que dejaremos.

Pero así, es como vivimos… “Inconscientes”.

Ver morir a tanta gente a mi alrededor, me ha hecho reflexionar sobre este tema y al observar mi vida, puedo ver que mi vida es sólo un eco lejano que se ha ido gastando y sólo es un cuarto de hora lo que me queda, pero ¿cómo no puedo saberlo? Si el tren de regreso, sólo te recoge sin avisarte.

No le importa si estás dormido, si estás despierto, si estás desnudo o estás vestido, si estás solo o estás con alguien, si estás o no estás listo. Sólo llega y con él te lleva.

Y me doy cuenta cuánto tiempo he perdido postergando cosas que quiero hacer esperando el mejor momento.

Pero ¿cuál es el mejor momento?, me pregunto. Y descubro que éste es el mejor momento. El único que existe y el único en que puedo ser y actuar. Y decido que, a partir de hoy, quiero vivir mi presente y dejar de postergar las cosas, porque este momento es el único seguro y lo viviré día a día, como si fuera el último.

Para comenzar, hoy quiero agradecer por tantas cosas y quiero darle gracias ya, a todas las personas que forman parte de mi historia; han sido como especies alimenticias que le han dado sabor a mi vida. Sin la presencia de ustedes, sería insípida y vacía y quiero que se den cuenta de la importancia y el valor que tienen…

Todos los días quiero agradecer por lo vivido, por todo lo aprendido, por todas mis fallas y sobre todo porque he amado, porque amar, es lo único que me ha llenado, ya que para amar fuimos creados.

Quiero saldar mis cuentas con la vida, perdonar y pedir perdón por todos mis errores, soltar y dejar ir todas mis amarras y así, como Amado Nervo, poder decir: “Vida, nada te debo, vida estamos en paz”.

(Autor desconocido)